Rezagada por los escombros: escuela Fernando Miguillón no podrá reanudar las clases el 25 de agosto
El techo se está cayendo mientras los baños, cocina y mobiliarios están deteriorados
Las clases podrían retrasarse hasta dos semanas

La escuela Fernando Miguillón está sumida en la calma de su deterioro: afuera, una alta pila de butacas dañadas amenazan con derrumbarse. Adentro, las aulas que tuvieron la dicha de ser pintadas hace dos años no logran disimular las grietas de las paredes, que soportan un techo cuyos escombros permanecen intactos sobre las mesas y el piso en el que han caído.
Mientras otros centros educativos ultiman detalles para reanudar las clases este lunes 25 de agosto, el único centro educativo del que depende la educación básica y secundaria en Copeyito –una localidad en el municipio Río San Juan, en la provincia María Trinidad Sánchez– sigue sin una fecha de inicio, debido a la falta de mantenimiento oportuno.
"No, nosotros no podemos empezar las clases el lunes", afirmó enfática la directora del plantel, Roder Rosario. "Están trabajando como un suero de miel de abeja, de lentos", lamentó.
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Dijo que se acordó con el Distrito Educativo 14-03 de Río San Juan pautar como "fechas tentativas" de inicio el lunes 1 o el 8 de septiembre, si es que llegan a estar listas para esas fechas las reparaciones.
Pintura y nada más
A tan solo cuatro días de que se reanuden las clases a nivel nacional conforme al calendario escolar 2025-2026, dos hombres descascaran sin prisa la pintura exterior, un parche que no soluciona el riesgo de que el pañete del techo se desprenda sobre alguno de los 135 estudiantes de nivel básico y 100 de nivel secundario matriculados para este año.
"Mira, justo ahí estaba sentado un niño cuando se cayó ese techo y le pasó ahí mismo al lado de él", señaló una docente de la escuela cuando Diario Libre visitó la escuela, pudiendo observar otras deficiencias del plantel como:
- Pizarras viejas, sucias y rotas
- Baños con puertas corroídas y despegadas
- Aulas divididas a la mitad con paredes de madera ante la falta de espacio del plantel
- Una cocina sin equipamiento
- El despacho de la dirección con sillas, archivos y papeles apilados en un espacio muy reducido.
"Ya hemos hecho el llamado varias veces. Hemos hecho levantamientos, ya que el centro necesita mantenimiento y nos tienen solamente en espera. Nos dicen que sí, que vienen, pero no vienen", lamentó Margarita Quezada, presidenta de la Asociación de Padres, Madres y Amigos de la Escuela (APMAE) de Copeyito.
Quezada asegura que los padres no van a enviar a sus hijos hasta tanto se les asegure de que el plantel cuente con condiciones seguras para ellos.
En esto coincide Odaliza Santana, madre de una hija de 15 años y de otra de cinco que estudian en el centro.
Santana recordó que el desprendimiento del techo ocurre desde inicios del año escolar pasado. Esto provocó que los estudiantes tuvieran que terminar los últimos dos meses del pasado año escolar porque el techo "se estaba cayendo demasiado".
"Están trayendo pintura, están trayendo cosas, pero no han hecho nada de lo que hay que hacer. No han tirado el fino, no le han hecho nada. Hay que arreglar la cocina, hay que arreglar los baños, hay que arreglar la dirección, todo. Y no se ha hecho nada", deploró.
El nuevo liceo está paralizado desde hace años
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En tanto, los comunitarios se quejan de que la construcción de un liceo más grande, a pocos metros del Fernando Miguillón, está paralizado "desde hace más de 15 años".
Rosario indicó que la estructura está terminada en un 95 %, pero que aún no la terminan porque, según le explican quienes están a cargo de la obra, está detenida por una disputa con el dueño del terreno por falta de pago.
Desde fuera, la estructura aparenta estar terminada e incluso llegó a ser pintada, pero la fachada, cerrada con hojas de zinc, sigue sin terminar. Desde dentro se observan los materiales de construcción, sin ningún personal trabajando en ella.
Los comunitarios temen que el año escolar se pierda en Copeyito si las autoridades educativas siguen sin intervenir el plantel que, a pesar de sus limitadas capacidades, es el único lugar en el que se da el pan de la enseñanza en esa comunidad.