La deserción escolar condena a los jóvenes a la informalidad y los deja a merced del crimen
Muchos retoman la vía de la educación cuando están en prisión. Mala influencia y desmotivación influyen, dice sociólogo

A pesar de las múltiples opciones educativas disponibles, la República Dominicana aún no cierra el capítulo de la deserción escolar que afecta hasta el 25 % en jóvenes de 15 y 17 años, y crea una muralla que impide salir de la pobreza.
En las calles hay evidencias. Una tarde, en la intersección de la autopista de San Isidro con la avenida Charles de Gaulle, entre los jóvenes que hacen vida limpiando cristales y vendiendo productos, uno sobresale por hacer malabares con dos cadenas y fuego.
Se trata de José Luis, quien, a los 15 años, tomó un ayuno del pan de la enseñanza cuando cursaba el quinto curso. En consecuencia, hoy recurre a este peligroso oficio con el objetivo de recrear a los conductores mientras esperan 90 segundos durante la luz roja a cambio de una dádiva.
"No le pido a nadie, el que me da es porque quiere; gano hasta 1,000 pesos", expresa José Luis. Abandonó sus estudios por diferencias con su madre. Pese a desertar de las aulas, asegura que tiene la inteligencia para lidiar con las precariedades y la gente malintencionada que hay en Villa Faro, el sector donde reside. El joven no titubea en responder con un sí cuando se le pregunta si desea volver a estudiar.
Otro que dejó la escuela prematuramente fue Juan Carlos Jiménez. Lo hizo en el 2001, cuando tenía 14 años. Hoy, a sus 36 años, se sostiene vendiendo galletas en la avenida Las Américas con Sabana Larga. Con este oficio apenas gana unos 300 pesos al día, insuficientes para mantener a sus seis hijos —cuatro hembras y dos varones—, con quienes no tiene contacto. Admite que a veces consume drogas y lo han detenido en redadas policiales. Si pudiera retomar los estudios, elegiría Derecho.
La salida temprana del sistema educativo mejoró respecto a los años de la pandemia del COVID-19, pero en el periodo escolar 2023-24 alcanzó el 2 % en primaria y el 4.9 % en secundaria, según datos del Ministerio de Educación.
El problema se agrava en la adolescencia, con un punto crítico a partir de los 15 años: 10 de cada 100 jóvenes de 15 a 17 años no asisten a la escuela, y 25 de cada 100 han abandonado los estudios.
Mayores índices
En el periodo 2022-2023, los mayores índices de abandono de la educación inicial se registraron en las regionales de Higüey, Mao, Santo Domingo-15 y Puerto Plata. En cambio, las menores tasas correspondieron a La Vega, Nagua, Cotuí y Barahona.
En la educación primaria, las mayores tasas se registraron en Barahona, Bahoruco y San Juan; las menores, en Cotuí, La Vega, San Cristóbal, Santiago, San Francisco de Macorís y Monte Plata, con niveles que no superaron el 1.7 %.
En secundaria, las tasas más altas estaban en San Juan, Nagua, Azua, Barahona y Montecristi, con valores iguales o superiores al 6 %. Las menores se observaron en Cotuí, San Cristóbal y Santo Domingo-10, con cifras inferiores al 4 %.
La posición en Latinoamérica
En cuanto al ingreso, el 34 % de los estudiantes dominicanos de nivel socioeconómico bajo abandona los estudios, frente al 14 % de los de nivel alto, según el informe "El estado de la educación en América Latina y el Caribe 2024", publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El país ocupa el puesto nueve entre 19 naciones.
Los números más pésimos los presenta Guatemala, con un 80 % de abandono en el nivel bajo y 36 % en el alto.
Quienes renuncian a la escuela suelen caer en la categoría de "ninis" (ni estudian ni trabajan), cuya población en el 2023 era de 309,611 jóvenes; el 21.9 % tenía entre 20 y 24 años, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
Para contrarrestar esta realidad, el Gobierno ejecuta el programa Oportunidad 14-24, que, desde su lanzamiento en el 2020, ha impactado a más de 20,000 jóvenes. Sin embargo, los que no son alcanzados por este plan corren el riesgo de seguir la ruta hacia la delincuencia y terminar en prisión.

Esto se refleja en las cifras de escolaridad en privados de libertad. Para el año escolar 2025-2026, 6,654 internos se inscribieron en niveles básico y secundario del programa educativo en prisiones, equivalente al 26.74 % de los 24,881 presos del país, según la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales (Dgspc).
Además, a principio del 2025, el 51 % de los 444 menores retenidos en los Centros de Atención Integral de la Persona Adolescente en Conflicto con la Ley Penal (Caipaclp) estaban cursando los niveles de básica y prepara-media.
Al martes 11 de noviembre del 2025, la población de adolescentes bajó a 286 detenidos, según un informe suministrado por la Dgscp.
¿Por qué la pereza?
El Plan Horizonte 2034 revela que una de las razones por las cuales los niños de 6 a 11 años se desvinculan es por la falta de documento de identidad y por la discapacidad, con 16.6 y 15.9 %, respectivamente.
En adolescentes de 12 a 17 años, muchos dejan los estudios simplemente porque no desean continuar. En varones de 18 a 24 años, las razones principales son: falta de interés (40.8 %), trabajo (17.8 %), costo (3.9 %) y motivos familiares (3.2 %).
En las hembras de 18 a 24 años, las causas son que no desean o no les gusta (23.6 %), razones familiares (23.1 %), muy caro (7.3 %) y el trabajo no se lo permite (6.7 %).
El informe "El fracaso escolar en República Dominicana: un desafío persistente en tiempos de cambio (2015-2023)" determinó que el abandono sucede más en varones, en estudiantes haitianos de primaria y en la asistencia a escuelas públicas.
Desde la sociología, Cándido Mercedes, señala que hay múltiples factores que desmotivan a la juventud. Uno es las pocas oportunidades laborales que tienen egresados de las universidades; y si logran un empleo, no es bien remunerado.

"Lejos de ser un aliciente estudiar, se convierte en un elemento negativo desde el punto de vista de la motivación y del incentivo económico", señala el sociólogo.
Otros jóvenes –agrega– comienzan a trabajar mientras estudian y les tomar amor al dinero, creyéndose que son "más hombres". Además, en los sectores populares, hay jóvenes que se dedican al microtráfico y, pese a que son referentes negativos, otros siguen esos caminos, porque también quieren ser el centro de atención.

Pedro Martín Sánchez