¿Cuál es el problema de la recién abierta Circunvalación de Baní?
Expertos atribuyen sus fallas a materiales no aptos y deficiencias en el drenaje del terraplén

A la Circunvalación de Baní, una obra inaugurada hace dos meses y medio a un costo de 7,700 millones de pesos, le bastaron menos de diez días de lluvia para evidenciar un fallo estructural. El efecto del agua dejó un tramo totalmente destruido, como si allí hubiera caído una bomba, y la vía quedó interrumpida.
Inaugurada el 14 de agosto de este año como parte del corredor sur que enlaza Santo Domingo, Azua y Barahona, la carretera de 19.8 kilómetros de extensión ya mostraba señales de deterioro poco después de su apertura, cuando surgieron grietas longitudinales visibles en varios puntos.
El geólogo Osiris de León consideró que la causa principal de la destrucción de la vía radica en la elección del material utilizado en el relleno del terraplén y en la falta de previsión sobre su comportamiento ante la saturación de agua por lluvias intensas y prolongadas, un factor que, puntualizó, debió considerarse ante un país tropical, con alta exposición a fenómenos atmosféricos.
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"El material (de la obra) es dominantemente fino, cuando debió haber sido granular, grueso, de grava, para tener mayor capacidad de carga y menor asentamiento", expresó.
Melissa
Ante el paso de la tormenta Melissa, que provocó lluvias durante casi diez días consecutivos en el territorio nacional, el experto indicó que "el terreno se saturó, se ablandó y cedió bajo el peso del tránsito vehicular, y al generarse grietas en el pavimento, a través de esas grietas entró más agua, y esa agua comenzó a lavar el material fino que está dentro del terraplén".
Podía haberse evitado
Para León, la falla no es un hecho imprevisible ni provocado únicamente por la tormenta, sino el resultado de omisiones técnicas como la ausencia de estudios de suelo y ensayos de laboratorio que hubiesen mostrado cómo respondería el relleno en condiciones de saturación.
En su análisis, ese conjunto de deficiencias convirtió una lluvia prolongada en el detonante de una falla ya latente.
Coincidiendo con este planteamiento, el ingeniero Juan José Castilla sostuvo que la raíz del problema está debajo de la superficie, al considerar el uso de materiales no idóneos o una compactación inadecuada.
También señaló la fatiga del concreto asfáltico, posibles errores en la granulometría o compactación, y un manejo deficiente de las aguas de la plataforma, que habría acelerado el proceso erosivo y el lavado del relleno.
"De todas las posibles causas, me inclino por la mala calidad del relleno, sin olvidar que un sistema inadecuado de drenaje de la plataforma haya favorecido el daño", explicó Castilla.
El profesional cuestionó la explicación ofrecida por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), que atribuyó el deterioro que generaron las grietas a que "no prendieron bien las plantas vetiver" sembradas en el tramo afectado.
Ante ello, declaró que: "Esa explicación es un desprecio a la ingeniería de carreteras. Me parece increíble que se justifique una falla estructural de esa magnitud con una excusa tan inaudita".
La carretera todavía se encuentra dentro del periodo de garantía, por lo que las fuentes técnicas consultadas señalaron que corresponde al contratista corregir las deficiencias y al MOPC supervisar las reparaciones con rigor, para asegurar que la solución corrija las causas de fondo y no solo los daños superficiales. Consideraron necesaria una inspección integral de toda la circunvalación para detectar otros posibles tramos con materiales finos o deficiencias en el drenaje que, bajo condiciones de lluvia intensa, podrían derivar en fallas similares. Ante una obra de esta envergadura, coinciden en que no se trata solo de reparar el tramo, sino de revisar los criterios técnicos y de supervisión que permitieron que una carretera de reciente inauguración se viniera abajo en tan poco tiempo.

Ana Aybar