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Vladimir Guerrero Jr., un premio al esfuerzo que puede servir a muchos

El inicialista peleó su extensión contractual, pero está claro que lo mueve algo más que el dinero

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Vladimir Guerrero Jr., un premio al esfuerzo que puede servir a muchos
Vladimir Guerrero Jr., y Juan Soto, firmaron en 2015 y son dueños de dos de los tres contratos más grandes en la historia del béisbol. (FUENTE EXTERNA)

Se requiere de una combinación de responsabilidad mayúscula y amor al oficio al que se dedica para conseguir un reconocimiento como la que acaba de recibir Vladimir Guerrero Jr. Su caso rompe con el molde de que el dinero es el combustible que mueve el deporte en tiempo donde el amateurismo murió.

Cuando este joven aprendió a comunicarse ya su padre era millonario en dólares. Diferente a la mayoría de pelotero (y el resto de atletas), aquí no había la presión económica en el hogar para levantarse a entrenar a las cinco de la mañana y tomar su penúltima sesión de trabajo entre una y tres de la tarde, como fui testigo con un equipo de Diario Libre en febrero de 2015, en Don Gregorio, que vio a Guerrero Jr., trabajar bajo la dirección de su tío, Wilton.

Vladdy Jr., nació en cuna de oro, estudió en buenos colegios, en la cocina de su abuela no faltó el corn flakes, en su hogar siempre jugó con la más reciente Play Station y manejaba todoterrenos antes de tener cédula.

No conforme con esto, a los 16 años recibió un bono de 3.9 millones, dinero suficiente como para olvidarse de la fortuna de su padre, distraerse en las tentaciones que esas papeletas verdes permiten; huir a sacrificios como entrenarse y jugar bajo los rayos del sol que llegan al Trópico, exigir su cuerpo al máximo en el gimnasio y tener que depurar en infinitas repeticiones ese arte de batear pelotas que viajan a una velocidad que pocos humanos aciertan a una de cada tres que le envían.

Vladdy Jr., como tampoco Stanley Javier en sus días o Fernando Tatis Jr., no tenía el sacrificio del béisbol como su opción principal de vida. Pero el trío es parte de ese escaso número de hijos de pelotero que decide seguir los pasos en el deporte de su padre, con la diferencia de que ellos demostraron que tenían las herramientas.

Ser hijo de un pelotero simplemente abre las puertas si hay algo de talento. La consideración, la apuesta de un equipo para ver si este "hijo de gato" también caza ratones. De quedarte dentro del barco depende ya de comprobar que tiene las condiciones y la disciplina que exige.

Ese 2015 cuando Guerrero Jr., firmó hubo otros 18 adolescentes dominicanos que igual recibieron bonos de siete dígitos, dos de ellos mayor que el suyo. De ese grupo, solo cinco llegó a la Gran Carpa, solo cinco siguen en béisbol, uno ni siquiera superó la categoría Rookie, seis naufragaron en Clase A, tres en AA y dos en AAA.

De esos millonarios a los 16 que ingresaron junto a Vladdy Jr., al sistema él es el único que ha alcanzado el Juego de Estrella y a los 26 años ya es el hijo de un inmortal que mejores números ha colocado en las Grandes Ligas. Guerrero Jr., tuvo sobradas razones para no esforzarse al máximo, presión no le ha faltado para tirar la toalla, pero ha tomado la postura de echar la pelea, ir detrás de sus sueños, hacer su propio nombre y ese esfuerzo le ha sido recompensado.

Esa extensión de 500 millones de dólares le garantiza el tiempo de juego para construir una carrera de Salón de la Fama.

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Licenciado en Comunicación Social, egresado de la Universidad Dominicana O&M. Ejerce como periodista especializado en deportes desde el 2001. Es editor de Deportes de Diario Libre.