Exportaciones dominicanas: poco valor agregado
La República Dominicana debería adoptar reformas estructurales que favorezcan un modelo que produzca bienes de alto valor agregado

Aproximadamente tres cuartas partes del monto exportado en 2024, el 74.5 %, consistió en materias primas. La economía dominicana tiene pocas cadenas de valor en las empresas y a lo interno de la economía misma para transformar productos básicos y exportarlos; el valor del conjunto de bienes finales y de capital es bajo.
La República Dominicana debería adoptar reformas estructurales que favorezcan un modelo que produzca bienes de alto valor agregado y con demanda en los mercados internacionales.
Es decir, el país necesita aumentar sus exportaciones de bienes diferentes a materias primas. En lugar de estar tan atentos a las trabas al comercio mundial, el enfoque actual debería estar dirigido a cambios en las políticas públicas que limitan la creación de más riquezas.

Dentro del mismo país, con mano de obra con la misma formación educativa, empresas radicadas en las zonas francas son capaces de exportar más bienes finales.
Las exportaciones de materias primas de las empresas de zonas francas solo representaron el 15.3 %, en 2024. En adición, las exportaciones de ese sector superan el 60.7 % del total.
¿Qué hace falta en la República Dominicana para que las exportaciones del régimen normal crezcan en valor agregado? Lo principal es que el sector público no ponga trabas al desarrollo de un mejor clima de negocios, sino que contribuya a que mejore.
Menos regulaciones, un sistema que se base en las leyes y no en la discrecionalidad, y un régimen tributario poco oneroso y simple deberían ser pilares para ese mejor clima de negocios.
La transformación tributaria que necesita la República Dominicana es obvia: tasas más bajas, menos figuras impositivas y procesos de cumplimiento más simples y menos costosos para el contribuyente.
El sistema actual está diseñado para que las empresas que se quieran establecer en el país demanden exenciones y/o exoneraciones, o se establezcan en los parques de zonas francas.
El gasto público debe bajar, porque la principal garantía que tendría un inversionista es que solo si se cuadran las cuentas fiscales o se alcanzan superávits, se reduciría la incertidumbre permanente de un cambio de régimen fiscal por medio de una llamada reforma tributaria.
En Dominicana prevalece un régimen de incertidumbre tributaria que aleja a los inversionistas a realizar inversiones importantes de largo plazo. La dinámica se convierte en procurar una protección tributaria o realizar pocas inversiones en procesos que agreguen mayor valor.
¿Cómo atraer a empresas multinacionales a la República Dominicana, a empresas que cotizan en la bolsa de Estados Unidos y que pueden traer innovación? Las regulaciones deben ser mínimas, así como el margen para discrecionalidad y recompensas a funcionarios.
Son empresas que no pueden operar en un régimen de incertidumbre legal y regulatoria. Esos mismos principios deben prevalecer para cualquier empresa, sin importar el origen del capital.
En el país existen muchas oportunidades para disminuir regulaciones, desde las del mercado laboral, las de constituciones de empresas, las de registro de bienes, las de permisos para construir, y las medioambientales, entre muchas.
En resumen, estamos muy pendientes de lo que está pasando en el mundo y poco atentos a los cambios internos necesarios. Y muchas veces pasamos por alto que las empresas que puedan venir atraídas por el nearshoring vendrán a zonas francas o demandarán regímenes especiales.
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Una colaboración del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (Crees).