La inversión extranjera crecerá 6.2 % al concluir el 2025, según el Banco Central
El país cuenta con oportunidades para aprovechar el nearshoring y el friendshoring

La inversión extranjera directa (IED) en la República Dominicana cerraría 2025 con un crecimiento de 6.2 %, alcanzando los 4,800 millones de dólares, gracias a la atracción y expansión de nuevos proyectos, la integración de nuevos sectores y el incremento de las exportaciones, todo bajo un contexto de estabilidad macroeconómica y un clima de negocios favorable.
Así lo proyectó el Banco Central de la República Dominicana (BCRD), que recordó que la inversión extranjera directa alcanzó cerca de 4,000 millones de dólares entre enero y septiembre de este año.
La capacidad del país para posicionarse estratégicamente ante el auge del nearshoring y el friendshoring, –dos tendencias que están reconfigurando las cadenas de suministros–, su ubicación estratégica próxima a Estados Unidos y una infraestructura logística consolidada, con un marco legal apoyado en tratados comerciales, son algunas de las razones que explican estas perspectivas favorables.
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Sectores como los dispositivos médicos, los semiconductores y la minería de tierras raras figuran entre las áreas prioritarias de inversión, aunque la competencia regional "es intensa", según señala el Departamento Internacional del BCRD en un artículo publicado en su Página Abierta.
Tendencia positiva
El crecimiento proyectado para 2025 continúa una tendencia positiva desarrollada incluso en medio de un entorno internacional catalogado como "convulso, marcado por la incertidumbre".
De acuerdo al "Informe sobre las inversiones en el mundo", realizado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), la inversión extranjera dominicana logró expandirse un 3 % en el 2024, (4,523 millones de dólares), en un período en que la captación de capitales cayó un 12 % en América Latina y el Caribe y un 11 % en todo el mundo.
Esto le permitió al país "cubrir con holgura" su déficit de cuenta corriente, además de lograr un crecimiento de 76.7 % respecto al 2020 –año de pandemia– y de 49.7 % si se compara con el 2019.
Al cierre de 2024, los sectores turismo, energía e inmobiliario concentraron más del 70 % de los flujos de inversión.
En efecto, la inversión turística creció 8.7 %, respaldada por un año récord de más de 11 millones de visitantes y unos ingresos por turismo de 10,972 millones de dólares.
El sector energético representó el 25.2 % del total, con un crecimiento interanual de 6.5 %, impulsado por la expansión de proyectos de generación renovable.
En tanto, el inmobiliario fue el de mayor dinamismo relativo, con un alza de 28.5 %, asociada a la demanda de proyectos residenciales, comerciales y turísticos en zonas de atractivo internacional.
Respecto a los países de origen, entre 2020 y 2024 Estados Unidos se consolidó como el principal emisor de IED, con una participación acumulada de 32.9 %, seguido de España con 13.7 %.
En ese año, ambas naciones concentraron el 51 % de los flujos, mostrando la relevancia de estos socios estratégicos para sectores como turismo, energía, banca e inmobiliario.
De acuerdo al análisis del BCRD, este crecimiento sostenido no es aislado, sino parte de un marco más amplio que combina ubicación geográfica estratégica, paz social, estabilidad económica y política, seguridad jurídica, incentivos fiscales, telecomunicaciones avanzadas y apoyo gubernamental.
Además, la estrategia nacional vinculada al nearshoring busca consolidar al país como un centro logístico regional, apoyado en infraestructura portuaria y aeroportuaria de alta eficiencia y en iniciativas de digitalización aduanera orientadas a agilizar el comercio exterior.
De acuerdo a la entidad financiera, uno de los elementos clave para profundizar estos logros será el fortalecimiento del aftercare, entendido como el acompañamiento a las empresas extranjeras ya establecidas para asegurar su permanencia, expansión y reinversión.
El artículo destaca que, en muchos casos, retener y expandir la inversión existente puede ser tan determinante —o incluso más rentable— que atraer nuevos proyectos."En el caso de la República Dominicana, desarrollar programas de aftercare representa una oportunidad valiosa para fortalecer la confianza de los inversionistas actuales, estimular reinversiones, integrar proveedores locales y promover la transferencia de tecnología", subraya el BCRD.Este enfoque le permitiría al país estar en condiciones no solo de mantener el ritmo creciente de la inversión extranjera, sino de elevar su calidad y orientarla hacia sectores de mayor valor agregado, empleo formal y encadenamientos productivos más significativos.En un entorno global cambiante, esta visión podría reforzar la posición de la República Dominicana como uno de los destinos más competitivos de inversión en la región.
