Miel "Mi campito" conquista Shanghái: una historia de pasión que viaja por el mundo
El proyecto artesanal que nació de una necesidad familiar se alza con un galardón internacional y lleva la miel dominicana a nuevos horizontes

Francia Santana, creadora de la miel "Mi campito", sigue llevando el sabor y la calidad de su producto mucho más allá de nuestras fronteras.
Esta vez, su marca obtuvo un nuevo reconocimiento en Shanghái, República Popular China, un logro que refleja años de dedicación, disciplina y amor por la apicultura.
El galardón le fue entregado por el embajador dominicano en China, José Julio Gómez Beato, acompañado por el cónsul general Carlos Mendieta.
Ambos destacaron el carácter pionero de la marca y su contribución a la proyección internacional de la República Dominicana, especialmente en un mercado tan competitivo y exigente como el asiático.
Para Francia, este reconocimiento tiene un significado especial. Entre sonrisas y emoción, confesó sentirse profundamente agradecida por ver su miel llegar a lugares que nunca imaginó.
"Donde se habla de miel, se habla de la miel Mi campito", dijo, orgullosa del camino recorrido.
Su marca se ha convertido en un sello distintivo, una referencia que abre puertas y despierta curiosidad en consumidores y distribuidores de distintas partes del mundo.
Un negocio que nació de una necesidad
Su historia, sin embargo, comenzó de una forma muy distinta: a partir de una necesidad. Una emergencia de salud con su pequeña hija la llevó a buscar una miel pura y de calidad. Esa búsqueda terminó guiándola al mundo de la apicultura, un universo que, según cuenta, "le habló al corazón".
Decidida a aprender, tomó talleres, certificaciones y cursos intensivos en República Dominicana, donde descubrió no solo la técnica, sino también la magia detrás del trabajo con abejas.
Hoy, la miel "Mi campito" marca un antes y un después en la apicultura y la exportación local. Su participación en el China International Import Expo (CIIE) fue un hito que atrajo la atención de distribuidores, visitantes internacionales y representantes del sector alimentario asiático.
Lo que comenzó como un acto de amor maternal se convirtió en una marca global. Y Francia Santana, con su entusiasmo contagioso, continúa demostrando que cuando la pasión guía, el éxito encuentra su propio camino.
