La doble nacionalidad, en el centro del debate de las elecciones legislativas en Francia
Controversia en el debate electoral francés
Los representantes de las tres principales coaliciones de cara a los comicios del domingo se enfrentaron el martes en televisión sobre poder adquisitivo, la reforma del sistema de pensiones o la inmigración. El partido Agrupación Nacional quiere impedir que las personas con doble nacionalidad ocupen "puestos de trabajo extremadamente sensibles", con en Defensa. La iniciativa fue cuestionada por el oficialismo y la izquierda.
Durante casi dos horas, los tres líderes de las coaliciones en vísperas de las elecciones, cuya segunda vuelta tendrá lugar el 7 de julio, se enfrentaron en torno a diversos temas, como el poder adquisitivo, los impuestos, las pensiones y la inmigración.
Entre los temas a abordados por Jordan Bardella (Agrupación Nacional), Gabriel Attal (primer ministro y representante del macronismo) y Manuel Bompard (coordinador de la alianza de partidos de izquierda) ocupó un lugar importante la promesa del partido de extrema derecha de impedir el acceso de cargos en áreas delicadas a quienes no tengan exclusivamente la nacionalidad francesa.
Agrupación Nacional quiere impedir que las personas con doble nacionalidad ocupen "puestos de trabajo extremadamente sensibles", por ejemplo, los rusos con doble nacionalidad en "puestos directivos estratégicos en defensa".
Su propuesta fue atacada por el primer ministro Gabriel Attal al considerar que era hipócrita. "¿Puede decir a los franceses que nos están viendo quién es Madame Tamara Volokhova?", desafió Attal, durante el debate en el canal TF1. "Es su consejera en el grupo ID (Identidad y Democracia) del Parlamento Europeo, que le representa en la Comisión de Asuntos Exteriores en cuestiones de seguridad y defensa", dijo.
"Se da la circunstancia de que es franco-rusa, que asiste a reuniones a puerta cerrada con información confidencial sobre la guerra en Ucrania", dijo Gabriel Attal.
"La realidad es que su propuesta no concierne en absoluto a los franco-rusos que ocupan puestos importantes, es una forma de enviar un mensaje diciéndoles que así ganarán votos", acusó el Primer Ministro, estimando que "3,5 millones de franceses con doble nacionalidad se sentían insultados y humillados".
"El mensaje que está enviando es que cuando se tiene la doble nacionalidad, se es medio nacional, no se es realmente francés y no se es digno de confianza para ocupar puestos de responsabilidad", machacó Gabriel Attal. "Tamara sí, Rachida no", prosiguió.
"¿Quiere poner a un franco-ruso al frente de una central nuclear? ¿No es una cuestión de interés nacional para usted?", replicó el Presidente de la Agrupación Nacional, reafirmando la necesidad de "protegernos de una cierta injerencia".
Por su parte, el representante del bloque de izquierda fustigó la postura de Agrupación Nacional sobre la inmigración, poniendo el acento en la persona de Bardella, de origen italiano y argelino.
"Hay 19 millones de franceses que tienen un antepasado extranjero. Cuando sus antepasados personales llegaron a Francia, sus antepasados políticos decían precisamente lo mismo que ustedes dicen hoy. Y creo que eso es trágico", dijo.
La finalista presidencial Marine Le Pen subrayó por la noche en la red social X que los "ciudadanos con doble nacionalidad" podrían "ocupar TODOS los empleos de la función pública, por supuesto". "La restricción sólo afectaría a algunas decenas de empleos muy sensibles en puestos estratégicos de defensa, nuclear o inteligencia, por ejemplo. Esta corta lista se revisaría muy regularmente a la luz de los acontecimientos geopolíticos y sus consecuencias para nuestro país", escribió.
Actualmente, la doble nacionalidad no impide el acceso a los empleos de la función pública. Ciertos empleos, llamados "de soberanía" por estar vinculados a las funciones regias del Estado (defensa, presupuesto, seguridad, diplomacia), están reservados a los franceses, posean o no una segunda nacionalidad. La decisión de clasificar un puesto como de soberanía se deja a la discreción del empleador, generalmente un ministerio.
Por lo demás, los nacionales europeos pueden presentarse a oposiciones y convertirse en funcionarios. Los extranjeros no europeos también pueden ser contratados en la función pública, pero sólo como empleados contratados, un estatus que ofrece menos protección que el de funcionario.