Oposición proeuropea reivindica la victoria en elecciones legislativas en Georgia
La presidenta del país aseguró que la alianza opositora ganó con el 52% de los votos
La oposición proeuropea reivindicó la victoria este sábado en unas elecciones legislativas cruciales para el futuro de Georgia, que dejaría fuera del poder al partido gobernante, Sueño Georgiano, acusado de tener una tendencia autoritaria y prorrusa.
"Sueño Georgiano perdió, el pueblo georgiano y Europa ganaron", declaró Tina Bokushava, jefa del Movimiento Nacional Unido, uno de los partidos de la coalición de la oposición, integrada por cuatro formaciones partidarias de que el país se adhiera a la UE.
La presidenta del país, Salome Zurabishvili, proeuropea, aseguró que la alianza opositora ganó "con el 52% de los votos, pese a los intentos de manipular el escrutinio".
Sin embargo, los sondeos a boca de urna arrojaron resultados contradictorios.
Resultados según las encuestas
Según una encuesta realizada por el instituto estadounidense Edison Research para una cadena de televisión favorable a la oposición, la coalición proeuropea obtuvo el 51,9% de los votos, frente al 40,9% alcanzado por Sueño Georgiano, liderado por el millonario Bidzina Ivanishvili.
En cambio, según una encuesta a pie de urna de la cadena Imedi, afín al gobierno, Sueño Georgiano obtuvo un 56,1% de los votos, frente al 35,2% que habría recabado la oposición.
El primer ministro húngaro, el nacionalista Viktor Orban, "felicitó" a Sueño Georgiano por su "victoria aplastante" en los comicios, asegurando que "los habitantes de Georgia saben lo que es mejor para su país".
La Unión Europea advirtió que el resultado de estas elecciones influiría en las posibilidades de ingreso de Georgia a la UE, una aspiración que la exrepública soviética del Cáucaso, con una población de aproximadamente cuatro millones de habitantes, ha consagrado en su Constitución.
Habitualmente divididas, las fuerzas opositoras consiguieron forjar un frente inédito contra el gobierno, formado entre otros por el Movimiento Nacional Unido del expresidente encarcelado Míjeil Saakashvili.
Votantes en la capital, Tiflis, expresaron opiniones divergentes el sábado sobre si su país debería acercarse a Europa o mejorar los lazos con Moscú.
"Quiero vivir en Europa, no en Rusia", dijo Alexandre Guldani, un votante de 18 años.
Otros pidieron pragmatismo en las relaciones con Moscú, que está inmersa en una invasión de Ucrania desde hace dos años y medio.
"Deberíamos ser amigos de Rusia y de Europa", dijo Giga Abuladze, que trabaja en un jardín de infancia dirigido por el Patriarcado Ortodoxo en Tiflis.
En caso de victoria, la alianza opositora prometió reformas electorales, judiciales y la derogación de varias leyes recientemente promulgadas. Su intención es formar un gobierno de coalición, aprobar estar reformas y organizar unas nuevas elecciones en un año para conocer la voluntad de los ciudadanos.
La presidenta Salome Zurabishvili denunció incidentes violentos en algunos colegios electorales, después de que aparecieran imágenes en redes de enfrentamientos físicos.
Entre Bruselas y Moscú
Sueño Georgiano, en el poder desde 2012, está acusado de haberse embarcado en una espiral hacia la implementación de un régimen autoritario prorruso que se aleje de la Unión Europea y la OTAN.
Algunos de sus dirigentes son muy críticos hacia Occidente. Su jefe en la sombra, Bidzina Ivanishvili, lo calificó de "partido mundial de la guerra" que trataría a Georgia como "carne de cañón".
Este país a orillas del mar Negro está todavía muy marcado por la invasión rusa en una breve guerra de 2008, tras la que Moscú instaló bases militares en dos regiones separatistas georgianas, Absajia y Osetia del Sur, que reconoció como estados independientes.
El partido gobernante ha hecho campaña presentándose como el único capaz de impedir una supuesta "ucranización" de Georgia.
El gobierno aspira a obtener tres cuartas partes de los 150 escaños del Parlamento, una amplia mayoría que le permitiría cambiar la Constitución y, según su proyecto, prohibir los partidos opositores prooccidentales.
Georgia se vio sacudida en mayo por enormes manifestaciones de la oposición contra una ley sobre la "influencia extranjera" inspirada en una legislación rusa que ha servido para reprimir a la disidencia.
Bruselas congeló el proceso de adhesión a la UE y Estados Unidos impuso sanciones a responsables georgianos acusados de autorizar una "represión brutal" contra los manifestantes.
El último foco de tensión entre Bruselas y Tiflis fue la promulgación, a principios de este mes, de una ley que restringe duramente los derechos de las personas LGTB+.
El Kremlin, de su parte, denunció el viernes intentos de "injerencia" occidentales en las legislativas. "Intentan torcer el brazo de Tiflis, dictar sus condiciones", dijo su portavoz, Dmitri Peskov.
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