Un año de Starmer al frente del gobierno británico: un aniversario con sabor amargo
Tras un año, Starmer aparece debilitado, incluso en su partido, que lo obligó a dar marcha atrás en una reforma en las ayudas sociales

El primer ministro laborista británico, Keir Starmer, había prometido una "renovación" cuando ganó las elecciones el 4 de julio de 2024, pero un año después acumula reveses tras de haber devuelto a su partido al poder.
Tras un año en el gobierno, Starmer aparece debilitado, incluso en su partido, que lo obligó el martes a dar marcha atrás en una reforma en las ayudas sociales que se votaba en el Parlamento.
Este es el balance de sus 12 meses, cuando el 62 % de los británicos desaprueba su gestión, según una síntesis de encuestas.
El crecimiento no despega
Al gobierno le está costando mucho cumplir su promesa de reactivar el crecimiento, su prioridad declarada.
Se registró un crecimiento inesperado del 0.7 % en el primer trimestre, pero los analistas lo consideran temporal.
Para reactivar la actividad, el Ejecutivo ha lanzado varios proyectos de desregulación, especialmente en inteligencia artificial y normas urbanísticas. También ha presentado un fuerte plan de inversión para el sistema de salud e infraestructuras.
Pero esas inversiones tardarán en "dar sus frutos", explica a AFP Nicholas Barr, profesor de economía pública en la London School of Economics.
La trampa de las finanzas públicas
Decidido a sanear las finanzas públicas, el Ejecutivo anunció la supresión de una ayuda para los jubilados e importantes subidas de impuestos para las empresas, que se revelaron insuficientes, lo que lo obligó a emprender recortes en las ayudas a personas discapacitadas y enfermas.
Estos recortes provocaron una rebelión dentro del laborismo, lo que llevó a Starmer a dar marcha atrás, por lo que hay un agujero persistente en las finanzas.
"Los aumentos de impuestos se vuelven cada vez más probables", estima Helen Miller, subdirectora del Instituto de Estudios Fiscales (IFS), lo que precisamente el Ejecutivo prometía evitar.
Avances comerciales
Keir Starmer ha sabido sacar provecho del Brexit para negociar con sus socios comerciales, logrando éxitos indiscutibles.
En mayo se anunciaron tres acuerdos: con Estados Unidos, para limitar los aranceles; con la Unión Europea, para reforzar unos vínculos debilitados; y con India, tras años de estancamiento.
"Su prioridad parece ser cerrar otros acuerdos más modestos para generar una dinámica, lo cual es un enfoque razonable", explica David Henig, del Centro Europeo de Política Económica Internacional. "El problema es que eso probablemente tendrá poco impacto en el crecimiento", añade.
Inmigración: récord de llegadas
Starmer prometió "recuperar el control de las fronteras" de Reino Unido, adoptando un eslogan de los partidarios del Brexit. Pero más de 20,400 migrantes llegaron a Inglaterra tras cruzar el Canal de la Mancha durante los primeros seis meses de 2025, un récord.
"Esto no hará más que empeorar bajo el primer ministro más débil que he visto jamás", criticó en The Sun Nigel Farage, cuyo partido antiinmigración Reform UK no deja de subir en las encuestas.
El gobierno reitera su determinación de combatir a las redes de traficantes para detener los pequeños botes, y trabaja con París para que más migrantes sean interceptados antes de partir de las costas francesas.
Starmer también quiere reducir la inmigración legal, endureciendo las condiciones para la concesión de visados de trabajo. La inmigración neta –la diferencia entre llegadas y salidas– ha empezado a disminuir, pero principalmente debido a medidas adoptadas por el anterior gobierno conservador.
Política exterior: Reino Unido "ha vuelto"
"Reino Unido ha vuelto", proclamó Starmer en julio de 2024, al acoger su primera cumbre internacional. En esa ocasión, firmó un "nuevo partenariado estratégico" con la Unión Europea, especialmente en defensa y comercio.
Respecto a Ucrania, Starmer impulsó junto al presidente francés Emmanuel Macron el principio de una "coalición de voluntarios" para asegurar un futuro alto el fuego, aunque sus detalles siguen siendo vagos.
Starmer también parece haber encontrado la manera de relacionarse con el presidente estadounidense Donald Trump, quien le "cae bien". Sin embargo, su ambición de posicionarse como un puente entre Estados Unidos y Europa no evitó que esta última quedara marginada en el conflicto de Oriente Medio.
Salud: un sistema aún en crisis
Principal preocupación de los británicos, el sistema público de salud, el NHS, sigue en crisis.
Las listas de espera para recibir tratamiento hospitalario están en su nivel más bajo en dos años. Pero, según las últimas cifras, 6.23 millones de pacientes seguían esperando tratamiento a finales de abril.