Líbano: los habitantes que quedan en Nabatieh huyen de los ataques israelíes
Los ataques israelíes continúan en el sur del Líbano, convirtiendo a Nabatieh en una ciudad fantasma
Los ataques israelíes continúan en el sur del Líbano, donde ciudades enteras han quedado literalmente vacías de sus habitantes, que han preferido huir de los bombardeos. Es el caso de Nabatieh, bastión chiita que se ha convertido en una ciudad fantasma y que sigue siendo blanco diario de los ataques israelíes.
En las calles desiertas de Nabatieh, decenas de edificios no son más que montones de escombros. Sólo quedan 4,000 de los 80,000 habitantes de la ciudad.
Fue en el cementerio donde conocimos al primero de ellos. Toda una familia está enterrada allí, y este hombre dice ser el único superviviente.
"Diez minutos después de irme, un ataque israelí los alcanzó. Murieron todos. Había dos casas. En la primera había nueve personas y en la segunda cuatro. Todos son mis primos, somos de la misma familia", se lamenta.
A su lado, algunos voluntarios transportan los cadáveres. "Los que se quedan son los que no pueden irse: los ancianos, los que no tienen familia con la que volver a casa. Yo soy voluntario, ayudo, y eso es lo que me motiva a quedarme", explica uno de ellos.
Los combatientes que quedan
En Nabatieh, bastión del partido chiita Amal, aliado de Hezbolá, también quedan algunos combatientes, a los que el imán Husein saluda tras la oración por los muertos.
"Pido a Dios que sea misericordioso con los mártires. Los combatientes de la resistencia protegen nuestra tierra de los ocupantes y se enfrentan a una fuerza militar que no respeta ningún derecho humano", declara el imán.
El ejército israelí vigila constantemente sus idas y venidas. Sobre la ciudad en ruinas, el zumbido incesante de los drones. "¡El miedo no funciona conmigo! No me marché en 2006. Esta es mi tierra, no voy a humillarme abandonándola", dice un hombre.
En el hospital público, que hasta ahora se ha librado de las huelgas, el doctor Wazini ha instalado un pequeño colchón. Vive en su despacho.
"Soy el director del hospital, soy médico. Hay que estar con la gente, con mi gente. Es nuestro deber, sobre todo en esta situación. Todos los días vienen aquí heridos y enfermos", dice el médico.
Israel ataca esta localidad casi todos los días.
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