Militares brasileños dijeron que Bolsonaro conspiró para seguir en el poder pese a derrota
Testimonios y revelaciones de altos mandos
Dos altos mandos militares brasileños declararon a la policía que el expresidente Jair Bolsonaro les presentó un plan para quedarse en el poder tras las elecciones que perdió en 2022, pero ambos se negaron y le advirtieron que lo arrestarían si lo intentaba, de acuerdo con documentos judiciales difundidos el viernes.
Los testimonios de los excomandantes del Ejército y la Fuerza Aérea a la policía, difundidos por el Supremo Tribunal Federal, incluyen las primeras menciones directas de que el mandatario de derecha participó activamente en un complot para ignorar los resultados de los comicios de octubre de 2022 en los que se impuso su rival, el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Las declaraciones de los comandantes militares durante el periodo de Bolsonaro se suman a sus problemas jurídicos, en un momento en que los fiscales buscan posibles vínculos entre el dirigente de ultraderecha y los disturbios del 8 de enero de 2023, en los que se cometieron destrozos en edificios del gobierno en Brasilia una semana después de la juramentación de Lula.
Alexandre de Moraes —magistrado del Supremo Tribunal Federal, blanco frecuente de Bolsonaro y presidente de la investigación— autorizó la divulgación de los documentos.
Según un informe de la policía federal, el excomandante del ejército Marco Antônio Freire Gomes declaró que él y otros jefes militares asistieron a varias reuniones de último momento y fuera de la agenda en el palacio presidencial tras la segunda vuelta de los comicios de 2022, "en las que el entonces presidente Jair Bolsonaro ofreció posibilidades de usar herramientas jurídicas... con respecto al proceso electoral".
El general Freire Gomes comentó a la policía federal que, en una de las reuniones, Bolsonaro les dijo a los tres comandantes de sus fuerzas armadas y a su entonces secretario de Defensa, Paulo Sergio Nogueira, que quería crear una comisión para "investigar la confirmación y la legalidad del proceso electoral". Añadió que podrían utilizarse otras herramientas, como emitir un decreto de estado de excepción.
Freire Gomes señaló que rechazó la idea desde el principio y le dijo a Bolsonaro que una acción de ese tipo "podría desembocar en la responsabilidad jurídica del entonces presidente", según el documento de la policía federal.
El general brasileño también declaró a la policía que "siempre dejó claro al entonces presidente que, bajo las condiciones en ese momento, no había posibilidad de revertir el resultado de las elecciones desde el punto de vista militar".
El excomandante de la Fuerza Aérea, el brigadier Carlos de Almeida Baptista Júnior, también declaró a la policía federal que rechazó las maniobras electorales de Bolsonaro. Agregó que cree que el reproche del general Freire Gomes fue clave para impedir que Bolsonaro buscara revertir el resultado de las elecciones.
"El general Freire Gomes dijo que, si se hubiera intentado una acción de ese tipo, habría tenido que arrestar al presidente", se lee en el documento de la policía.
Baptista Jr. también contó a la policía federal que el almirante de flota Almir Garnier, excomandante de la Armada de Brasil, "dijo que pondría sus soldados a disposición de Jair Bolsonaro", según el documento.
Bolsonaro ha negado que él y sus simpatizantes hayan intentado perpetrar un golpe de Estado cuando alborotadores asaltaron los edificios gubernamentales hace un año.
"¿Qué es un golpe de Estado? Son tanques en las calles, armas, conspiración. Nada de eso sucedió en Brasil", dijo durante una manifestación el mes pasado.
El abogado de Bolsonaro, Fabio Wajngarten, publicó en la red social X que nunca escuchó nada sobre ningún complot para mantener al expresidente en el cargo ni sobre las amenazas de los comandantes militares para ponerlo tras las rejas si lo intentaba.
Sin mencionar a los excomandantes, Wajngarten dijo: "Son amigos de quienquiera que ostente el poder. Su insignificancia es su mayor y mejor rasgo. Aduladores. Deslumbrados por los micrófonos, los camareros y los choferes. Mediocres".
Bolsonaro comenzó a plantear preguntas infundadas sobre el proceso de sufragio electrónico de Brasil años antes de la votación, y esos intentos por sembrar dudas se aceleraron en los días previos a las elecciones, las cuales catapultaron a Lula de nuevo al cargo que ocupó entre 2003 y 2010.
Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores al que pertenece Lula, dijo que las revelaciones de los altos mandos militares demuestran que "la victoria del presidente era fundamental para mantener la democracia" en Brasil.
"Estamos del lado correcto de la historia", señaló Hoffmann en sus cuentas de redes sociales.
Algunos aliados de Bolsonaro en el Congreso han hablado sobre un proyecto de ley para indultar a los que participaron en los disturbios del 8 de enero. Algunos de ellos son miembros de su Partido Liberal, cuyo presidente Valdemar Costa Neto también habló con la policía. Neto afirmó, de acuerdo con los documentos, que sólo cuestionó los resultados de las elecciones porque estaba bajo presión por parte del expresidente.
El hecho de que altos cargos de las fuerzas armadas presten largos testimonios ante la Policía Federal es un presagio ominoso para Bolsonaro.
"Es una de las primeras grandes señales de que Bolsonaro se va a quedar solo y perderá gran parte del apoyo militar que tenía", dijo Sérgio Praça, politólogo de la Fundación Getulio Vargas, un centro de estudios y universidad con sede en Río de Janeiro.
Pero es improbable que los testimonios tengan un impacto significativo en la opinión pública, señaló Manoel Galdino, politólogo de la Universidad de Sao Paulo.
Los leales a Bolsonaro no se dejarán influenciar por la nueva evidencia, mientras que muchos otros ya están convencidos de que el expresidente estuvo involucrado en un complot para dar un golpe de Estado.
Bolsonaro tiene prohibido postularse a un cargo público hasta 2030 debido a dos declaraciones de culpabilidad en su contra por abuso de poder, pero sigue activo en la política brasileña como principal adversario de Lula. Al acercarse las elecciones a alcaldías de este año, los candidatos se han dividido entre los dos líderes.
Según el Código Penal brasileño, intentar dar un golpe de Estado conlleva una pena mínima de cuatro años y máxima de 12.
Cezar Ziliotto, abogado en derecho constitucional, dijo que los testimonios de los dos excomandantes militares son las piezas más relevantes hasta ahora para determinar el papel de Bolsonaro antes de los disturbios. Él cree que sus declaraciones formarán parte de los probables cargos contra el expresidente que se entregarán al Supremo Tribunal Federal dentro de unos meses.
"Se trata de dos personas de alto nivel que dejan entrever que él tenía la intención, el posible liderazgo, un papel en la coordinación y una clara participación en el cuestionamiento de los resultados de las elecciones", dijo Ziliotto. "Pero ahora hay algo de confirmación de que hubo un complot".
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