Alejandro Patrón Laviada y la preservación cultural del sur de México
En Chiapas y Oaxaca, su trabajo impulsa artes, educación y desarrollo comunitario, fortaleciendo la identidad y dignidad de las comunidades indígenas

En el corazón del sur de México, donde los colores, los sonidos y las texturas cuentan historias de siglos, Alejandro Patrón Laviada ha emprendido una misión que trasciende la filantropía: proteger las raíces vivas de Chiapas y Oaxaca, dos estados que representan el alma más profunda y ancestral del país.
Su trabajo, que combina sensibilidad social con una visión de desarrollo sostenible, se ha centrado en fortalecer el vínculo entre la tradición, la cultura y el bienestar de las comunidades indígenas que aún conservan la esencia de México.
A través de distintos programas enfocados en arte, educación, infraestructura y capacitación artesanal, Patrón Laviada ha impulsado un modelo de acción que busca no solo preservar, sino revitalizar las expresiones culturales que han sobrevivido al paso del tiempo. Su visión parte de una premisa sencilla pero poderosa: que las tradiciones no deben ser vistas como vestigios del pasado, sino como pilares para construir un futuro más humano y equilibrado.
De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), Chiapas y Oaxaca concentran más del 40% de la población indígena del país. Estas comunidades son guardianas de una riqueza cultural incalculable, pero también enfrentan desafíos constantes: la migración, la desigualdad económica y la amenaza de la pérdida de sus lenguas y costumbres ante la modernización.
En ese contexto, la labor de Alejandro Patrón Laviada se ha convertido en un puente entre dos mundos: el de la tradición y el de la contemporaneidad.
Desafiando políticas de EE.UU., migrantes persisten en su objetivo desde el sur de México
Su enfoque es integral. Por un lado, promueve la preservación de las artes tradicionales, como el tejido, la alfarería, la cerámica y la escultura, impulsando el comercio justo y la valorización del trabajo artesanal. Por otro, fomenta programas educativos y de desarrollo comunitario que refuerzan la identidad cultural y promueven el orgullo de las nuevas generaciones por sus raíces.
En cada comunidad con la que colabora, su presencia no se limita a la entrega de apoyos, sino al acompañamiento continuo para crear proyectos autosustentables que transformen el entorno social desde dentro.
Las iniciativas que ha promovido Alejandro Patrón Laviada han logrado conectar a cientos de artesanos con mercados nacionales e internacionales, garantizando que cada pieza —un huipil tejido con paciencia, una vasija modelada a mano, una escultura tallada en madera— reciba el reconocimiento y el valor económico que merece.
A través de alianzas con fundaciones culturales y plataformas de comercio ético, ha contribuido a que las tradiciones del sur de México trasciendan fronteras, manteniendo su autenticidad y dignidad.
Pero su labor va más allá del arte. En comunidades de la sierra y los valles oaxaqueños, así como en zonas rurales de Chiapas, ha apoyado proyectos de infraestructura social como centros comunitarios, espacios educativos y talleres cooperativos, donde las y los artesanos pueden trabajar en condiciones dignas y seguras.
Estas acciones no solo promueven la economía local, sino que fortalecen el sentido de comunidad, fomentan la colaboración y contribuyen a reducir la migración mediante la creación de oportunidades sostenibles en las propias regiones.
Un aspecto central de su trabajo ha sido el empoderamiento de las mujeres artesanas, quienes históricamente han sido las principales transmisoras de conocimiento en sus comunidades. Patrón Laviada reconoce en ellas una fuerza transformadora y las impulsa a participar en procesos de liderazgo y formación que les permiten acceder a nuevos espacios de visibilidad y autonomía económica. Su labor, discreta pero constante, refleja una visión en la que la equidad y el respeto cultural son inseparables.
Más allá de los proyectos tangibles, la misión de Alejandro Patrón Laviada se sostiene sobre una convicción profunda: la cultura no se preserva, se vive. Por ello, impulsa actividades que promueven el respeto por las lenguas originarias, la cosmovisión indígena y la transmisión oral de saberes que durante siglos han definido la identidad del sur mexicano. En sus propias palabras, "cada historia contada en lengua materna, cada canto, cada diseño tejido en telar es una forma de resistencia y una expresión de orgullo".
El impacto de su labor se percibe en los rostros de quienes encuentran en su oficio una fuente de sustento y dignidad. En los mercados de Chiapas y las montañas de Oaxaca, las manos que crean también son las que enseñan, las que sostienen la historia de un pueblo que se niega a perder su voz. Y en cada una de esas comunidades, Alejandro Patrón Laviada ha dejado una huella de colaboración y respeto mutuo.
Su visión de un México que crece desde sus raíces es un recordatorio de que el desarrollo cultural no se mide en cifras, sino en el valor de las conexiones humanas. A través de su compromiso constante, ha demostrado que preservar las raíces de Chiapas y Oaxaca es también preservar el alma del país.
En tiempos en los que la modernidad avanza con prisa, su trabajo invita a mirar hacia atrás para entender de dónde venimos y, sobre todo, hacia adelante para construir un futuro que no olvide quiénes somos.

EFE