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Bienvenido, ministro Lavrov

Al pueblo ruso corresponde, además, un protagonismo decisivo en momentos dramáticos de la modernidad

Necesario liberarse de atavismos y estereotipos para afirmar, con rotundez, que la historia cultural y política de Rusia es pieza inseparable de la civilización occidental. Imposible concebir la literatura universal sin Tolstói, Dostoievski o Chéjov; ni la música clásica sin Chaikovski, Stravinski o Shostakóvich.

¿Se entendería plenamente el ballet y la ópera occidentales sin la profunda influencia rusa, plasmada en obras inmortales y en escuelas que aún marcan un estándar artístico global? Incluso con su vasta extensión asiática, Rusia ha sido un cruce vital donde Oriente y Occidente se entrelazan y enriquecen mutuamente.

Al pueblo ruso corresponde, además, un protagonismo decisivo en momentos dramáticos de la modernidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, su sacrificio y resistencia frente al monstruo nazi fueron determinantes para la victoria aliada. Ignorar esta contribución sería distorsionar la memoria histórica que compartimos.

Al recibir en Santo Domingo al ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serguéi Lavrov, corresponde reconocer que, más allá de las coyunturas geopolíticas, Rusia representa una inestimable dimensión cultural, histórica y estratégica.

En la multipolaridad, la República Dominicana apuesta, con madurez y visión, por la ampliación y diversificación de sus relaciones internacionales, guiada por principios de soberanía, respeto mutuo y cooperación pacífica.

Así, la visita del ministro Lavrov ofrece la oportunidad de recomponer vínculos diplomáticos de 80 años. Este abrazo, a propósito de la apertura de la embajada rusa, debe servir de antesala para el restablecimiento vigoroso de los intercambios turísticos, comerciales y culturales entre nuestros países, fortaleciendo lazos de beneficio recíproco.

Tender puentes con naciones de peso histórico y cultural, como Rusia, reafirma nuestra voluntad de ser parte activa y respetada en el concierto de las naciones. ¡Bienvenido, ministro Lavrov!


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Aníbal de Castro carga con décadas de periodismo en la radio, televisión y prensa escrita. Toma una pausa en la diplomacia y vuelve a su profesión original en DL.