×
Compartir
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

Balaguer, el visionario ambientalista

El legado de Joaquín Balaguer Ricardo perdura en la conservación de la naturaleza dominicana

Expandir imagen
Balaguer, el visionario ambientalista
Fotografía de archivo del doctor Joaquín Balaguer Ricardo, quien tuvo un fuerte compromiso con la protección del medio ambiente en República Dominicana. (FUENTE EXTERNA)

Durante su prolongada existencia humana, rescatar y proteger la madre naturaleza constituyó para el doctor Joaquín Balaguer Ricardo un compromiso inexorable, al tiempo que un deber ciudadano innegociable y constante.

Su amor por la preservación y cuidado del ecosistema nacional rayaba en la pasión desbordante.

Su visión y misión en procura de que no se laceraran los recursos fundamentales del medioambiente, como garantía de un presente saludable y un porvenir esplendoroso donde el equilibrio entre el desarrollo económico y el esplendor y la belleza que permite la flora, la fauna y las fuentes acuíferas del país, se hizo evidente en muchas de sus diversas y valiosas decisiones y ejecutorias.

Al margen de cualquier observación formulada por sus adversarios políticos, el registro de sus acciones necesarias y previsorias materialmente tiene una existencia innegable, como fieles testimonios de una responsabilidad inquebrantable y una concepción sobre el futuro digna del reconocimiento y los elogios de la colectividad nacional.

Como ejemplo de tal apreciación, no ha de olvidarse que, entre las primeras y atinadas medidas gubernamentales enunciadas por el enigmático líder político al ocupar el solio presidencial, se destaca el haber ordenado la clausura de los llamados aserraderos en donde despiadadamente destrozaban nuestros árboles.

De igual manera, el visionario ambientalista y político oriundo de Navarrete siempre fue prudente y previsor al momento de desarrollar los diversos y confortables complejos habitacionales, tanto en la capital dominicana como en las distintas ciudades del interior, insistiendo en la necesidad de preservar las áreas verdes esenciales para el sano esparcimiento de las familias.

Como consecuencia de la referida apreciación, actualmente disfrutamos a plenitud del frescor y los embrujos del Parque Mirador del Norte, del Sur y del Este, además de los deleites del encantador Jardín Botánico y el llamativo Parque Zoológico Nacional, sin dejar de mencionar las impresionantes y cautivadoras áreas protegidas.

En su afán por resguardar los recursos naturales, tuvo el doctor Balaguer Ricardo un celo ilimitado, resaltando la protección de nuestras fuentes de agua, por lo que el caudaloso río Ozama, entre otros, nunca dejó de ser parte de su persistente atención.

Recordaba cuantas veces era necesario, tal como se registra en su interesante obra Balaguer y mis Condiscípulos, que "Hay otros ríos, en nuestra pequeña isla de Santo Domingo, como el Ozama, que tienen tanta importancia histórica como el Guadalquivir, indisolublemente unido a los nombres de Magallanes y de Juan Sebastián Elcano".

Asimismo, destaca que "en la margen occidental de ese río —el Ozama, JACT—, desembarcó Colón en su segundo viaje por el hemisferio por él descubierto, y desde ahí en adelante fue esa la puerta por donde entraron a este lado del Atlántico los grandes conquistadores como Diego Velázquez, como Ojeda y como el descubridor del Océano Pacífico, Vasco Núñez de Balboa".

Puntualiza el diestro y entonces octogenario gobernante dominicano que en nuestro territorio "Hay otros ríos como el Yaque del Sur, el Yuna, el Camú, el Bao, el Jimenoa, el Soco, el Yásica, el Masacre y el Artibonito, que carecen de verdadera relevancia histórica pero que cumplen cabalmente con el extraordinario cometido de hermosear la isla y de hacer su espacio habitable".

A manera de aparente advertencia, continuando con su valoración sobre nuestra riqueza acuífera, el enigmático mandatario y escritor dominicano, en la obra en referencia, resalta que "Existen también en esa pequeña isla ríos subterráneos que ocultan misteriosamente su caudal, cubriendo pudorosamente sus encantos íntimos bajo una capa de tierra".

Expresado lo anterior, como evidente recordatorio, el acucioso y expresivo líder político no pierde tiempo y espacio en observar, cito: "Tal como el caso del Brujuelas, que nace, sabe Dios, en qué recodo de la zona oriental de la antigua ciudad de Santo Domingo".

En procura de insistir en su loable misión en torno a la madre naturaleza, no debemos omitir su programa de construcción de imponentes presas y canales de riego por diferentes regiones del país, en ánimo de contribuir con la producción agropecuaria y garantizar el suministro de agua potable y energía eléctrica.

La innegable consagración puesta de manifiesto por el doctor Joaquín Balaguer Ricardo en interés de rescatar y preservar el ecosistema de República Dominicana, además de ser una realidad irrefutable, producto de una práctica persistente y sistemática, al margen de su cuestionable accionar en otras facetas, constituyó un genuino compromiso patrio inconmensurable, digno de la emulación alejada de las mezquindades.

Tal misión adquiere mayor comprensión y dimensión ciudadana en la medida en que los dominicanos interioricemos, como muy bien se deduce de las palabras del parsimonioso gobernante, que en nuestra geografía nacional gozamos del gran privilegio de tener una abundancia de diversos tesoros naturales con otras denominaciones.

Siendo de esa manera, y citando de nuevo al locuaz y singular mandatario Balaguer Ricardo, concluiremos estas notas subrayando que "Así como Dios reúne a veces en los ojos de una sola mujer todas las gracias de la creación, así también suele reunir, de cuando en cuando, en un pequeño espacio terrestre, grandes maravillas que pueden pasar como portentos de la naturaleza".

Como dijera el abogado litigante en estrado: ¡No más palabras, señor magistrado...!

TEMAS -

Sociólogo y comunicador dominicano.