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Desde aquí o desde allá, el rigor periodístico se mide con evidencias

Creer que los géneros del oficio son estáticos es tan arcaico como la idea de que la tierra es cuadrada

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Desde aquí o desde allá, el rigor periodístico se mide con evidencias
Tramo seco del río Nizao, en la comunidad de El Roblegal, Baní. (KENNY CABRERA)

La periodista Inés Aizpún publicó recientemente un artículo de opinión criticando la cobertura mediática del diario El País en República Dominicana. Sugiere que el medio español desinforma "con fingida preocupación y buena sintaxis". Acusa la inclusión de opinión en sus reportajes: "Para eso están los géneros periodísticos diferenciados", cita. Confunde, parece, noticia con reportaje interpretativo como herramienta esencial para esclarecer realidades complejas y promover la transformación social.

1. La denuncia del reportaje: hechos documentados y urgentes

Primero, es preciso destacar la solidez del trabajo informativo de El País, que reforzó su presencia en América con su propia edición y con redacciones en México, Colombia y una en inglés en Estados Unidos, logrando que casi la mitad de su audiencia provenga del continente.

El reportaje "La ruta de la arena:  asesinatos, impunidad y destrucción ambiental en República Dominicana", escrito por esta servidora, es fruto de una investigación rigurosa que combina testimonios, datos, entrevistas y evidencias que revelan un daño real y grave. La narrativa contextualiza hechos, conecta causas y efectos, y denuncia estructuras de poder que permiten y protegen la extracción ilegal de agregados. Así se honra la tradición del periodismo interpretativo: no limitarse a exponer los hechos, sino analizar y provocar reflexión.

2. No es "mezclar medias verdades", es visibilizar lo escondido

El argumento de que se utiliza "medias verdades" para desinformar oscurece su verdadero propósito. Censurar, por ejemplo, la exposición de asesinatos, amenazas, extorsiones, presiones locales e impunidad documentada, con críticas estilísticas es negar el valor del periodismo interpretativo, que debe ir más allá de la neutralidad superficial para conectar la información con su contexto social.

Reducirlo a cuestiones de estilo es desestimar una narrativa fundamentada en comprobación de datos, geografía hídrica y vivencias humanas que se iluminan con rigor en el texto.

3. Responsabilidad social contra superficialidad crítica

Creer que los géneros del oficio son estáticos es tan arcaico como la idea de que la tierra es cuadrada. Ahí están los aportes del Nuevo Periodismo. Además, las nuevas tecnologías ofrecen libertad creativa y potencia la hibridación. Hoy, el buen periodista no es quien llega primero, sino quien cuenta mejor sin renunciar a la veracidad: se puede interpretar, pero no inventar.

La pieza de El País no se limita a una perspectiva fragmentada, sino que considera el tema en un contexto más amplio: suma voces oficiales, académicas, comunitarias y víctimas humanas como medioambientales; exige imparcialidad, no censura.

4. La supuesta "falta de originalidad": un argumento falaz

Otra de las críticas insinúa que el reportaje no aporta nada nuevo. Esta observación, lejos de desacreditar, revela una falacia común: confundir la originalidad temática con la importancia y profundidad de la cobertura.

El valor periodístico no reside solo en descubrir temas inéditos, sino en cómo se cuentan y se contextualizan. En 1997, el periodista español Miguel Ángel Ordóñez ganó el Premio Ortega y Gasset por un reportaje sobre cárceles dominicanas, publicado en un medio local, aunque el tema no era nuevo; su mirada y enfoque eran inéditos.

5. La verdad no necesita visa ni permiso de residencia

Vituperar que los reportajes del diario español "no resisten una lectura si se vive aquí", recurre a una generalización sin pruebas que pretende invalidar la investigación por la procedencia de quien la escribe o pública. La sentencia, tan categórica como imprecisa, queda en el terreno de la retórica por falta de evidencia.

Los hechos documentados por El País coinciden en buena medida con lo que medios locales, incluido Diario Libre, han descrito en sus propias coberturas. Escribir "desde dentro" no garantiza el monopolio de la verdad, como tampoco resta legitimidad a enfoques mediáticos extranjeros. En España, sin ir más lejos, habrá quienes desmientan opiniones que la autora española vierta sobre su propio país de origen desde aquí, y eso no las hace menos legítimas. El buen periodismo se mide por el rigor y la evidencia, no por el código postal del reportero o del medio.

6. Ética en el artículo de opinión: honestidad intelectual y rigor

Un artículo de opinión debe ser transparente, fundamentado y distinguir hechos de juicios personales. Acusar de "fingida preocupación" sin sustento mina la credibilidad y el diálogo informado. Desmontar afirmaciones falsas o sesgadas es un deber, especialmente en países como el nuestro, donde el clientelismo está institucionalizado y los medios concentrados. En este contexto, toda mirada externa cobra valor.

Invito a quienes opinan públicamente a evitar simplificaciones que convierten la complejidad en eslóganes; cada palabra y denuncia importa. La intención de la periodista Aizpún parece encarnar en la frase popular inspirada en Cervantes y su Caballero de Triste Figura: "Nos ladran los perros, señal de que avanzamos, Sancho"

 

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