El docente de hoy
Inafocam duplica presupuesto para formación docente continua

En la reciente Cumbre Mundial sobre el Personal Docente, celebrada en Chile a finales de agosto, se destacó el papel estratégico de los maestros para garantizar una educación de calidad que asegure el éxito académico y vital de la población más joven.
La declaración final subraya la necesidad de formar más docentes: se requieren 44 millones adicionales para responder a la demanda global de estudios, sobre todo en los países en desarrollo. También se resalta la importancia de invertir más en la capacitación de los docentes en servicio, a fin de que puedan responder eficazmente a los desafíos de un mundo impactado por las tecnologías de la información y la inteligencia artificial generativa, que abre oportunidades insospechadas para un aprendizaje más personalizado y de mayor calidad.
Vivimos en una era en la que el docente ya no es el único poseedor del conocimiento. La rapidez con que este se produce y circula obliga a un proceso permanente de formación. Hoy es la sociedad entera la que educa: el conocimiento se distribuye por múltiples vías y está al alcance de cualquiera con acceso a un dispositivo conectado a internet.
Ese saber universal, en gran parte de libre acceso, puede ser aprovechado por los docentes para guiar a los alumnos hacia un uso inteligente del conocimiento. Modelos como la educación híbrida y el aula invertida adquieren así más relevancia que nunca. El rol del docente se redefine como apoyo y colaboración.
En República Dominicana existen más de 5,000 escuelas conectadas a internet de banda ancha, con fibra óptica y acceso en cada aula. Es un recurso enorme para impulsar la calidad educativa, complementado con libros de texto digitales que incorporan herramientas de inteligencia artificial. Para que puedan usarse plenamente, los docentes deben ser formados en todos los ámbitos de la educación digital.
En los últimos años, el presupuesto de INAFOCAM se duplicó, partiendo de la convicción de que la formación continua de los docentes es la mejor inversión para mejorar sustancialmente la calidad educativa. Con maestros actualizados en ciencia y tecnología, y rigurosos en su labor diaria, es posible avanzar en la calidad de la docencia.
El uso adecuado de la tecnología en la escuela permitirá un salto cualitativo en el aprendizaje de niños y adolescentes, siempre que todos los actores cumplan con su rol, especialmente en el tiempo destinado al aprendizaje y en la calidad de las actividades en el aula. La disciplina de docentes y alumnos resulta clave: cumplir con los horarios y con el currículo no es opcional.
Ese salto no será fruto del azar, sino de un trabajo sistemático en el que todos, y en especial los docentes y directores, asuman con responsabilidad que lo esencial es el aprendizaje de los estudiantes. Solo así la escuela logrará formar al ciudadano que la sociedad espera.
No bastan mejores salarios, más recursos, ni siquiera el 4% del PIB o programas de apoyo como desayuno y transporte escolar. La calidad educativa será consecuencia de la disciplina, la responsabilidad y el cumplimiento de cada agente en el proceso.
El congreso internacional reconoce la centralidad del trabajo docente, lo cual es indiscutible. Pero en nuestro contexto es urgente reclamar menos paros y huelgas, y más compromiso con los niños carenciados, para que alcancen las metas de aprendizaje establecidas en el currículo.