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El futuro para replicar en Cristo Rey

De un barrio estigmatizado a un modelo de esperanza, la revolución del Centro Futuro

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El futuro para replicar en Cristo Rey
El Centro Futuro en el barrio Cristo Rey es un modelo de éxito para transformar vidas mediante la educación y la formación. (FUENTE EXTERNA)

En Cristo Rey, como en tantos otros barrios de nuestra ciudad, hemos comprobado que cuando se abren oportunidades, las vidas cambian de verdad. Este lugar, que por años ha cargado con el estigma de la marginación y la falta de opciones, hoy muestra otra cara: la de la esperanza que nace en el Centro Futuro, un espacio creado para acompañar a nuestra juventud con herramientas concretas e innovadoras para avanzar. No es un programa de ocasión ni un edificio más; es la demostración de que, cuando trabajamos juntos, las puertas que parecían cerradas se abren de par en par.

Desde su apertura en octubre de 2024, el Centro Futuro ha formado a más de 700 jóvenes. Algunos ya consiguieron empleo, otros emprendieron sus propios negocios y varios han regresado como facilitadores para enseñar lo que aprendieron. Esa cadena virtuosa de conocimiento y solidaridad confirma una verdad sencilla: cuando invertimos en educación y formación de calidad, los resultados se multiplican. Lo que comienza en un beneficiario termina beneficiando a muchos más. Es una inversión que da frutos en el corto y en el largo plazo.

Lo más inspirador de este proyecto es su amplitud. Bajo un mismo techo conviven programas tradicionales —costura, electricidad, belleza, manualidades— con formación tecnológica de última generación —desarrollo de software, multimedia, administración de proyectos e inteligencia artificial—. También se enseñan inglés, informática y deportes electrónicos. El mensaje es claro: todos los talentos cuentan, todas las vocaciones merecen espacio. El valor no está en una disciplina específica, sino en cada joven y en su capacidad de desarrollarse.

Este logro no responde al esfuerzo de una sola institución, sino a la suma de voluntades. La Alcaldía del Distrito Nacional, Infotep, Inaguja, el Instituto Cincinnatus, Dominicans in the United States of America (DUSA), la Fundación Altice, el Mescyt y un conjunto de aliados del sector privado se han unido para darle fuerza al proyecto. Y ahora, con Google, el horizonte se ensancha: líderes mundiales de la innovación ponen su confianza en nuestra juventud y apuestan a su talento.

Cuando hablamos de educación, no hablamos de un gasto: hablamos de la inversión más estratégica. Cada peso y cada esfuerzo destinados a preparar a la juventud se traducen en seguridad, productividad, innovación y dignidad. Cada certificación obtenida, cada destreza adquirida, es un patrimonio que queda en el país y fortalece a nuestra sociedad. Un aula abierta hoy son oportunidades mañana. Un joven formado hoy es un ciudadano que mañana aporta al desarrollo de todos.

Cristo Rey demuestra que el futuro no se construye con discursos, sino con acciones. Una beca entregada, un aula abierta, un joven acompañado: cada paso cambia vidas y fortalece a la República Dominicana. La transformación se mide en historias reales, en trayectorias que se modifican y en sueños que pasan de la esperanza a la meta alcanzada. Y en ese proceso descubrimos nuestra verdadera capacidad como nación.

Nuestro país guarda un tesoro inmenso en su gente joven. No necesita rescates, necesita oportunidades. El reto es replicar este modelo en todas las comunidades, adaptándolo a cada realidad local. Porque no hay municipio, por pequeño o distante que sea, donde no existan jóvenes deseosos de aprender y de mostrar de qué son capaces. En cada barrio hay talentos esperando una sola oportunidad para florecer y contribuir al progreso nacional.

La verdadera prosperidad de la República Dominicana no está en lo ya está hecho, sino en lo que juntos decidimos construir. Esa es la diferencia entre conformarnos y atrevernos a competir, innovar y progresar. Si seguimos confiando en nuestra juventud y les damos las herramientas para medirse en cualquier escenario, ese futuro mejor no se quedará en Cristo Rey: llegará a cada rincón de nuestra patria.

Cuando un país apuesta por la formación de sus jóvenes, está definiendo su destino. La República Dominicana tiene dos caminos: dejar pasar la oportunidad o convertir este esfuerzo en una política sostenida y transformadora. Yo no tengo dudas: lo que nos toca es asegurar que cada joven tenga acceso a los conocimientos, a la tecnología y a la motivación para desplegar todo su talento.

Hace apenas unos días, junto a Google, dimos un paso de gran alcance: entregamos 250 becas para que jóvenes dominicanos se formen en inteligencia artificial y análisis de datos a través de la plataforma Google Skill Boost. No son simples cursos. Incluyen acceso a laboratorios interactivos, rutas de aprendizaje y la consola real de Google Cloud. Eso significa que muchachos y muchachas de aquí, desde un barrio popular, podrán formarse para trabajar con las mismas herramientas que hoy utilizan profesionales en los centros de innovación más avanzados del mundo.

Pero el verdadero impacto no se mide solo en la tecnología. Está en las historias detrás de cada beca: el joven que por primera vez toma un curso en la nube, la madre que busca certificarse para mejorar sus ingresos, la muchacha que sueña con entrar a la industria tecnológica. Cada logro personal es también un triunfo colectivo: se refleja en la familia, en los vecinos, en la comunidad y en el país. Es la chispa que enciende cambios más grandes.

En Cristo Rey ya comprobamos que se puede. Ahora el desafío es hacerlo posible para todos. Porque cada joven que encuentra un camino abre una luz en su vida, fortalece a su familia y empuja hacia adelante a la nación entera. El futuro no espera: se construye hoy, juntos.

TEMAS -

Dominicana, Economista y Madre de 3. Alcaldesa de la ciudad de Santo Domingo.