×
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

Política migratoria: Estrategia comunicacional podría volverse un bumerán internacional para el país

La política migratoria y su estrategia comunicacional parecen diseñadas para presentar como único logro la repatriación de personas en condición irregular

Expandir imagen
Política migratoria: Estrategia comunicacional podría volverse un bumerán internacional para el país
La insistencia en deportaciones masivas expone al país a cuestionamientos. (EDDY VITTINI/DIARIO LIBRE)

El balance diario, semanal, mensual y anual de deportaciones de haitianos en condición de ilegal, convertido en la carta de presentación de la política migratoria del Gobierno del presidente Luis Abinader, lejos de fortalecer la imagen de soberanía y autoridad, corre el riesgo de transformarse en un bumerán que erosione la credibilidad del país en el escenario internacional. Lo que en principio se concibe como legitimación interna termina proyectando hacia afuera señales de arbitrariedad y vulneración de derechos.

La opinión pública, tanto nacional como internacional, percibe estas deportaciones como desproporcionadas porque pareciera que en la República Dominicana los únicos extranjeros en condición de ilegalidad son los haitianos. Esa focalización exclusiva genera la idea de un trato selectivo y discriminatorio, lo que multiplica las críticas y alimenta la percepción de que el país aplica la ley con un sesgo étnico y político.

Una estrategia comunicacional, por definición, debería orientar la opinión pública y consolidar la legitimidad de las acciones de un gobierno tanto a nivel interno como externo. Pero cuando se transforma en espectáculo mediático que muestra números de deportados como "como logros trascendentes de la política migratoria", el mensaje deja de ser institucional y se convierte en la evidencia de un trato desigual hacia la población haitiana, con el consecuente costo político y diplomático que ello implica.

Expandir imagen
Infografía
Pareciera que en República Dominicana los únicos extranjeros ilegales son los haitianos. (EDDY VITTINI/DIARIO LIBRE)

Cuando la comunicación se convierte en espectáculo

La política migratoria y su estrategia comunicacional parecen diseñadas para presentar como único logro la repatriación de personas en condición irregular. La exhibición rutinaria de balances puede cosechar aplausos internos, pero al mismo tiempo proyecta hacia el exterior una imagen de insensibilidad frente a la crisis humanitaria que empuja a miles a emigrar.

Esa percepción, que se acerca a la criminalización de la pobreza y de la vulnerabilidad, no solo deteriora la imagen del país, sino que también debilita su voz en foros internacionales. Mientras la República Dominicana reclama que la crisis haitiana debe asumirse como un problema regional, la insistencia en deportaciones masivas expone al país a cuestionamientos de organismos multilaterales y gobiernos aliados. Lo que se buscaba como carta de legitimación interna corre el riesgo de volverse un golpe contra la credibilidad nacional.

El costo de una política mal comunicada

El gobierno dominicano, a través de la Dirección General de Migración, tiene la obligación de hacer cumplir la ley, pero también de enmarcar sus acciones en el respeto a la dignidad humana y en conformidad con los convenios internacionales suscritos por el país. Cuando los operativos migratorios se transforman en espectáculo mediático, el mensaje transmitido no es de soberanía ni de institucionalidad, sino de una política que convierte a los migrantes en cifras de vitrina.

Más aún, el énfasis en balances de deportaciones desvía la atención de otras funciones esenciales de Migración, como la prevención del tráfico de personas o el fortalecimiento de mecanismos de protección de derechos humanos. Al reducir la política migratoria a estadísticas, se debilita la institucionalidad y se coloca al país en una posición vulnerable frente a quienes observan con lupa el cumplimiento de compromisos internacionales.

La urgencia de un cambio de enfoque

La verdadera defensa de la soberanía no se mide en números inflados de deportaciones, sino en una gestión integral, transparente y coherente con la dignidad humana. Reforzar la frontera y aplicar la ley son tareas legítimas, pero deben acompañarse de una comunicación responsable que proyecte al país como defensor de la convivencia y del respeto, no como ejecutor de medidas que humillan a los más vulnerables.

Persistir en la estrategia actual solo alimenta la desconfianza externa y profundiza la percepción de que la República Dominicana utiliza la fragilidad haitiana como recurso político. El país tiene la oportunidad de presentarse como promotor de soluciones regionales y de cooperación solidaria, en lugar de quedar atrapado en la imagen de verdugo insensible. Un cambio de enfoque no es solo conveniente, es urgente para preservar la credibilidad y el liderazgo que la República Dominicana aspira a tener en la comunidad internacional.

TEMAS -