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La realidad universitaria dominicana: graduados con honores para un mundo que ya no existe

La nueva epidemia silenciosa en República Dominicana

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La realidad universitaria dominicana: graduados con honores para un mundo que ya no existe
La educación que no educa: el divorcio entre las aulas y el mercado laboral. (FUENTE EXTENA)

La realidad del desempleo tecnológico: un joven dominicano, recién egresado con honores de una maestría en negocios, se enfrenta a un mercado laboral que le da la espalda.

Invirtió años de esfuerzo y recursos solo para descubrir que las habilidades que domina con maestría —un Excel impecable, la elaboración de informes pulcros, la creación de presentaciones en PowerPoint— ya no son el capital principal que buscan las grandes empresas. Peor aún, descubre que sus tareas han sido silenciosamente, y en cuestión de segundos, automatizadas por una Inteligencia Artificial.

Esta no es una pesadilla futurista ni una anécdota aislada; es la cruda realidad que debería herir la sangre de cada rector y docente en las universidades del país, el síntoma de una crisis nacional inminente que exige una respuesta inmediata.

El veredicto de los datos: la anatomía de una desconexión fatal

La intuición generalizada de nuestro atraso ha sido confirmada por el veredicto irrefutable de los datos. Una reciente y rigurosa investigación doctoral en la región Cibao Sur ha puesto números brutales a nuestro autoengaño, revelando la anatomía de una desconexión fatal entre lo que nuestras universidades enseñan y lo que el país necesita para competir.

El estudio destapa una paradoja desoladora: aunque nuestros profesionales de posgrado son nativos digitales en el uso básico —un 97.8 % usa internet diariamente—, son funcionalmente analfabetos en las tecnologías que impulsan la economía moderna. Esta brecha en competencias especializadas digitales alcanza un demoledor 61.57 %, lo que se traduce en que estamos graduando profesionales que ya son obsoletos antes de que la tinta de sus títulos se haya secado.

La falla sistémica: un cáncer curricular, no de infraestructura

El problema no es de computadoras o de acceso a internet; la falla es mucho más profunda, es un cáncer curricular y cultural. Seguimos enseñando los negocios del siglo XXI con una mentalidad de 1990.

El estudio del Cibao Sur lo confirma de manera contundente: el desfase no varía por la infraestructura de la institución, sino por el contenido obsoleto de la carrera. 

Esta parálisis curricular es una traición directa a la misión fundamental que la sociedad dominicana ha encomendado a sus academias: preparar a los ciudadanos para el futuro. Un futuro que no espera. El mercado globalizado ya no lo hace y, como consecuencia, estamos presenciando una silenciosa colonización de talento: empresas internacionales contratan profesionales de otros países para cubrir vacantes críticas que nuestros egresados deberían ocupar. La diferencia no es de inteligencia, sino de preparación.

El rescate nacional: cuatro imperativos para la supervivencia profesional

Frente a este diagnóstico desolador, la solución no es ni utópica ni inalcanzable; es una cuestión de voluntad política, visión de país y liderazgo académico. La hoja de ruta para la transformación se sostiene sobre cuatro pilares estratégicos que deben implementarse de manera inmediata:

1. Integración Curricular Radical: Las competencias digitales avanzadas no pueden seguir siendo un adorno o una materia optativa. Deben convertirse en el corazón de cada asignatura.

2. Alianzas Empresa-Academia Reales: Debemos superar los "convenios de cooperación" que solo sirven para la foto y terminan archivados. Es imperativo establecer programas de formación dual donde los estudiantes enfrenten problemas reales con herramientas reales dentro de las empresas.

3. Actualización Docente Obligatoria: La cadena de la obsolescencia comienza en el aula. Si el profesor no domina las herramientas y metodologías digitales del presente, está condenado a perpetuar la mediocridad. La capacitación continua del cuerpo profesoral no es una opción, es una obligación.

4. Reorientación de la Matrícula: Las universidades y el Gobierno deben trabajar juntos para reencauzar a nuestros jóvenes hacia las áreas de alta demanda y alto valor. Es un acto de irresponsabilidad nacional seguir saturando el mercado con egresados de carreras cuyas funciones están siendo masivamente automatizadas.

El Gobierno ha dado un primer paso con la formulación de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Sin embargo, si nuestras universidades no asumen su papel y reforman sus currículos de manera radical y urgente, dicho esfuerzo será completamente insuficiente.

La Pregunta Final: ¿coraje o complacencia?

¿Tendremos el coraje para actuar, o preferiremos seguir fingiendo que todo está bien mientras nuestros egresados compiten con algoritmos que hacen su trabajo mejor, más rápido y más barato?

El futuro no espera. Y la inteligencia artificial, tampoco.

TEMAS -

Doctor en educación, docente e investigador universitario. Experto en finanzas, tecnología y prevención de riesgos laborales. Abogado.