Esa torre no cabe
Las obras van más rápido que la Justicia
Cuando son los constructores y no los urbanistas los que definen las ciudades... perdemos todos. Lo que Omar Rancier ha denominado "hacinamiento de lujo" es una realidad en el Polígono Central que obliga a los vecinos a pelear para defender sus derechos adquiridos.
El caso de la Torre Parkside ya ocupó páginas de Diario Libre en 2022. Los vecinos objetaron ante el Ayuntamiento –sin éxito- esta construcción de 25 alturas, 189 apartamentos y plaza comercial en dos calles no principales que implicará una densidad de 1,500 habitantes/ha. ¡Seis veces la permitida por la normativa vigente! Las juntas de vecinos, pues, acudieron a los tribunales.
Que el Polígono Central crezca verticalmente suena muy bien... hasta que se constata que el sector carece de los servicios de infraestructura vial, sanitaria, disposición de desechos sólidos y agua potable (y no tan potable) necesarios para absorber la llegada de tantos nuevos vecinos. (Bomberos y ambulancias son otro asunto.)
De los problemas de tránsito no hay mucho que explicar. La Torre Parkside asegura parqueos para sus futuros residentes, sí. Pero se calcula que aportará 150 vehículos/hora a las estrechas calles David Ben Gurión y Federico Geraldino, ya a duras penas transitables.
Desestimada por un tecnicismo una de las demandas que enfrenta la obra, la litis terminará en la Suprema, que deberá fallar a favor de respetar la legalidad vigente.
Pero las construcciones avanzan más rápido que la Justicia. ¿Qué hacemos entonces? ¿Quién asumirá las consecuencias? ¿Otra torre abandonada por no cumplir la ley? ¿Cuándo aprenderemos?
Y más: ¿qué necesitan las juntas de vecinos para defenderse de las agresiones que enfrentan sus sectores si quien está obligado a escucharles les ignora?
Paradoja: en Santo Domingo el lujo replica el hacinamiento que se asociaba a la pobreza.