Árboles que florecen
El libro que viajó por el tiempo para volver a casa
Los libros tienen una vida secreta. Ya se sabe que se reproducen, explotando los libreros como esas camisas de las que van a saltar los botones. A otros les salen patas y viajan a donde quieren y por el tiempo.
Un amigo regresó de su viaje con un pequeño volumen comprado en una librería de viejo en una ciudad de provincias española. "Árboles que florecen en la República Dominicana". El autor, Jürgen Hoppe, un alemán que llegó al país en 1983 y que -nunca mejor aplicado- echó raíces aquí.
Naturalista, ambientalista, botánico, documentalista, fotógrafo... recorrió todo el país registrando -y ayudando a registrar- la flora y fauna dominicanas con la curiosidad de quien ama la naturaleza por razones absolutas. Jürgen también analizó los parques naturales del país, escribió sobre las palmas y le interesaron "Grandes exploradores en tierras de La Española" entre otros asuntos.
Jürgen solía caminar a paso rápido en la madrugada por el Parque Mirador, con un grupo de buenos amigos y un enorme perro color chocolate que probablemente se llamaría Chocolate. Siempre amable y discreto, era un hombre grande de gesto tímido y bondadoso.
El libro fue editado en 1997 por el empeño de Gustavo A. Tavares en un aporte de EDUCA y E. León Jimenes. Sus páginas viajaron por el tiempo cruzando océanos y estanterías y volvió ahora, en 2025, después de enseñar quién sabe a quién la belleza dominicana de los grandes árboles con flores.
Sobre la vida secreta de los libros hay miles de historias y misterios. Dedicatorias de amor, afecto o despecho. Libros robados, prestados y nunca devueltos, libros regalados y revendidos, libros prohibidos, escondidos, fotocopiados. Algunos, cuanto más viejos, más deseados. Libros que recorren el mundo y libros que se aferran a sus dueños como sus dueños a ellos.