La vida de los otros
Cuando el espía es tu vecino
El protagonista de "La vida de los otros" es un agente de la Stasi, la policía secreta de la Alemania del Este. Esta película de 2006 retrata un tiempo en el que los espías eran en su mayoría funcionarios de los gobiernos. (De uno o de varios, que también en ese sector hay pluriempleo.)
Pero hoy espían muchos otros y a la elegida pérdida de la privacidad que han propiciado las redes, se suma la no deseada. Pinchar teléfonos parece ser tan común y la seguridad de los sistemas de mensajes tan relativa... que es mejor olvidarse de eso. La tecnología no engaña: si algo se puede hacer, alguien lo hará.
El protagonista de la película resultó ser un espía con buenos sentimientos y salvó a su espiado. No es lo habitual en ese mundo de intrigas. El uso de la información que se tiene sobre la vida de los otros retrata al espía, no a su víctima.
Espiar no tiene otra intención que la de manipular, controlar. Nadie husmea para hacerle un favor al vigilado. Eso solo pasa en las novelas y por muy peliculeros que seamos, en la vida real los intrigantes hacen mucho daño si se cede a sus presiones.
Si hablamos de gobiernos entrometidos deberíamos poder elegir. Por ejemplo, optar por ser escuchados por el chino o por el norteamericano, ya que ellos ponen la tecnología pero nosotros pagamos la factura del teléfono. Pero cuando los espiones son ciudadanos particulares... no hay elección y cualquier cosa, por insólita que parezca, puede pasar. Y pasa.
La ciberseguridad no es solo un problema para bancos, militares o instituciones que "cuidan" nuestros datos. Es un problema de cada ciudadano. Si los gobiernos no atajan a tiempo y penalizan apropiadamente a los infractores... algo serio falla.