La importancia de los hombres
La polémica propuesta que desnuda el despilfarro estatal
En un país en el que sobran (seguro) el de la Juventud y está de más (como categoría) el de la Mujer, surge la excéntrica idea de crear el ministerio del Hombre. Imaginación al poder.
Antes de entrar en discusiones teóricas sobre feminismo, hablemos del coste de las extraordinarias ocurrencias de sus señorías, nuestros representantes. Si la diputada Altagracia de los Santos (PRM) propusiera que las nóminas y proyectos de la nueva institución los pagaran los militantes de su partido, no habría problema.
Pero todo lo que proponen lo pagamos todos, incluido el tiempo que ocupan en idear sus imaginativas iniciativas: sueldos, dietas y los operativos sociales que se hacen a título personal en sus respectivas provincias.
Inobjetable, la buena intención de la señora De los Santos. Todos sabemos que la violencia contra las mujeres no cesa y que las campañas y estrategias para combatirla no están dando el resultado que se necesita. Ni aquí ni en el resto del mundo.
El Congreso es responsabilidad de los votantes. Los diputados y senadores están ahí porque quisimos y les dimos nuestro voto. Pero por esa misma razón tenemos el derecho particular a exigirles seriedad. Para empezar, su gobierno, el del PRM, está enfrascado en una difícil reducción de instituciones redundantes que no termina de cerrar oficinas ni bajar la nómina pública. ¡Sobra gasto, no faltan impuestos!
El código penal, la reforma de la ley de Seguridad Social, el código laboral... asuntillos que tienen pendientes sus señorías mientras sopesan a qué calle cambiar el nombre o qué nueva comisión se "necesita", que todavía quedan compañeros por emplear.
Recoge la prensa una frase de la diputada perremeísta: "Sabemos que para existir, los hombres son muy importantes." Tiene toda la razón. Ahí no hay nada que objetar.