Coyotes
El negocio del tráfico de migrantes en la frontera dominico-haitiana
Tratar de pasar ilegalmente a 80 personas en un furgón tiene un nombre: tráfico ilícito de migrantes. ¿También se llaman coyotes los traficantes de personas en la frontera con Haití?
¿Cuántos haitianos pasan por su cuenta, cuántos pagan a los guardias para que les dejen pasar, cuánto cobran los traficantes? Si aumentan las intercepciones... aumenta la tarifa y se sofistican los métodos. Pasa en otras fronteras y pasará aquí.
Como el problema no va a remitir, dado que la situación en Haití empeora cada día, quizá sea hora de revisar otras estrategias que complementen las deportaciones.
Cuando Migración visita las obras o el campo para pedir "les papiers", ¿reclama algo a quienes contratan mano de obra ilegal? ¿Solo de vez en cuando a los comercios chinos para que nos olvidemos de su evasión fiscal? ¿Son efectivos los operativos en los hospitales pero miopes en los campos y en las obras?
La carnetización de los trabajadores, los contratos temporales y las sanciones a los empleadores parecen metas imposibles de lograr. No será fácil organizar el desorden acumulado en décadas, pero algún día habrá que hacerlo. Si no, asumamos la doble moral con naturalidad; nos olvidamos del tema y leemos los informes internacionales como quien oye llover.
Esa, la de mirar también al empleador y no solo al trabajador, sería una -si no la más- medida eficiente para acabar con "el negocio". Podría incluso repercutir en el mercado laboral a favor de trabajadores dominicanos.
El tráfico de personas -para la explotación sexual o laboral- es uno de los delitos más repugnantes. Las mafias que mueven pateras en el Mediterráneo o los que trafican migrantes latinoamericanos en la frontera mexicana con Estados Unidos nos alertan de lo sofisticados que pueden ser estos delincuentes. ¿Estamos a tiempo de parar las mafias de la frontera?