La gran estafa
Los maestros también son rehenes de la ADP
El curso arranca con una huelga de la ADP, marca de la casa. Y si en su momento la sociedad respaldó hasta salir a la calle sus reclamos, hoy el sindicato no tiene apoyo social.
Es más, crece la convicción de que son uno de los principales obstáculos para desatrancar el problema de la educación pública.
El sindicato boicotea el futuro de sus alumnos consciente de que su estrategia es perversa. Negar la educación al sector más vulnerable del estudiantado ha demostrado ser una vía para torcer el brazo a los gobiernos que nunca ha redundado en una mejora de la enseñanza.
No, dirán sus dirigentes, es que hay aulas que no están en condiciones y además no son suficientes. Es que faltan secretarias y bedeles, es que los baños están destrozados, es que la comida no llega... De acuerdo, son reclamos legítimos pero se apoyan en un paro ilegal porque la educación es un derecho fundamental.
(Podríamos empezar por auditar la cooperativa de los maestros, esa gigantesca máquina que deja seca la nómina de los profesores porque el cobro se descuenta por nómina. La Cámara de Cuentas podría ser útil alguna vez...)
Estudiantes estafados, contribuyentes estafados, 4 % excesivo para lo que aprenden los alumnos. Es que, dicen los educadores de barricada, así no se puede enseñar. Tampoco dándoles lo que piden cada vez que hacen un paro los alumnos consiguen aprender.
Los políticos tienen miedo a la ADP, parecería que a la ADP solo le vence la ADP. Quizá los maestros deben entender que ellos mismos son rehenes de una organización que impide que la Educación - y por tanto ellos mismos- avance.
Es que las familias no se involucran, es que estamos estresados... la lista es infinita. Sí, sí...tienen razón. Pero primero vuelvan al aula y luego vayan al Minerd a protestar.