Otra vez Pedro
¿Problemas internos? Se busca una causa externa
La principal diferencia entre Pedro Sánchez y Donald Trump es que éste ganó las elecciones en su país y aquel no. Para ser presidente del gobierno de España Sánchez se alió con los herederos de ETA y los fascistas catalanes para recoger siete votos que le llevaron a la Moncloa. Y ahí sigue.
Por eso que Pedro Sánchez de consejos a Israel sobre cómo vencer el terrorismo de Hamás porque ETA dejó de matar, es la prueba de que su desvergüenza es tan grande como su ego.
El PSOE tiene un historial cuestionable en la lucha contra ETA. Primero, porque gobernaba cuando se creó el GAL, un grupo también terrorista que pretendía terminar con los asesinos a las malas, enterramientos de cadáveres en cal viva incluidos. Terminaron en la cárcel socialistas ilustres. Se venció a ETA cuando Francia decidió cooperar contra la banda, por la inteligencia de las fuerzas de orden bajo el mandato de Aznar y por una opinión pública volcada en apoyo de las víctimas de los asesinos y sus cómplices políticos.
Después entraron en escena el inefable Zapatero y el innecesario Sánchez. Han conseguido que los herederos de ETA se laven a cambio de su apoyo para poder gobernar. ¿Cómo? Dándoles lo que pidan. Por eso entregó el gobierno de Navarra y el ayuntamiento de Pamplona a Bildu (Arnaldo Otegui, ese ex etarra con ganas de que vuelva "la lucha") y como presidente de gobierno libera presos y alienta la bronca callejera dirigida por expertos ex etarras.
El disfraz, esta vez, Palestina. Para dar consejos a Israel solo le faltaba un escenario y la ONU cae muy bien. ¡Todo por la causa!... que no es Gaza. Su causa es él. Por suerte, la comunidad internacional ya le ha cogido la seña. Y no hay mal que dure cien años.