Hagan juego...
Adolescentes, apuestas y tecnología. Mala combinación
Nunca como hoy ha sido tan fácil apostar, nunca tan fácil engancharse. Estos días, seguir los juegos de pelota por la televisión es ser tentado a jugar en línea con aplicaciones que permiten las apuestas en tiempo real. Por jugada, por home run, por bateo, por distancia... ¡Es tan fácil! Y si ganas... llega a tu teléfono un bono para seguir en bucle. Neuromarketing digital, un paso más en el uso de la tecnología ahora con los esteroides de la Inteligencia Artificial. Del ¡Llame ya! hemos pasado al ¡Juegue ya!
Lo más sorprendente es saber que federaciones deportivas están patrocinadas por las casas de apuestas. Aunque existan regulaciones (que las hay) para proteger al deporte de las apuestas, el espectador no entra en la categoría de regulable.
Apostar no es un juego, la ludopatía es un trastorno y algunos informes hablan de 200,000 dominicanos afectados. Cada esquina es una banca de apuestas y en el Congreso Nacional hay proporcionalmente más riferos que psiquiatras que traten a los afectados en el mundo real. El 19% de los suicidios tienen una deuda de juego detrás, denuncian especialistas.
A nivel mundial se estudia el crecimiento de las apuestas entre adolescentes. Unicef lanzó hace tres meses una guía para las familias: Zoom a las apuestas online: 1 de cada 4 adolescentes entre 12 y 17 años señala haber hecho apuestas online alguna vez y 6 de cada 10 afirman que conocen a alguien que apostó dinero de manera virtual. El 47% conoce plataformas y aplicaciones de apuestas online. Los datos son argentinos, pero extrapolables. Como la casa siempre gana... terminan en manos de prestamistas.
Los niños y los adolescentes abren billeteras virtuales, reciben bonos de bienvenida, llegan a través de grupos en Whatsapp, recomendaciones en Tik Tok, Facebook, Instagram... En línea todo es más fácil. No te ven.