Mi reconocimiento
La semana pasada me tocó vivir una experiencia extraordinaria.
La semana pasada me tocó vivir una experiencia extraordinaria. Siempre lo es cuando viajo por primera vez a un país en el que se habla español. Con ocasión de la Semana Dominicana en Guatemala 2022, la Embajada dominicana en ese país me invitó a presentar mi libro Indigenismos antillanos, publicado por el Centro León con el apoyo de la Embajada de Francia.
Nunca deja de emocionarme la vivencia de recorrer calles donde se oye hablar español, de descubrir lo mucho que nos une y lo poco, pero muy hermoso y valioso, que nos diferencia. Que al chofer de la guagua se le llame piloto o a la jarra de la cerveza tarro son solo, recordando a Rosenblat, pequeñas ondas en un inmenso océano. Cuando se viaja a un país hispanohablante nos sentimos como en casa; no experimentamos esa extraña sensación de indefensión que nos asalta cuando no dominamos el idioma.
Y la lengua común fue el vínculo que nos permitió compartir nuestra cultura, que tuvo un lugar destacado en esta actividad. Dice mucho y bueno de la concepción de la Semana Dominicana en Guatemala que la historia dominicana, de la que nos habló Rafael Peralta, académico y director de la Biblioteca Nacional, y la historia de nuestra lengua compartieran protagonismo con los negocios y el turismo. Demasiadas veces se olvida que sin historia y sin lengua no podemos entender nuestro presente, ni compartirlo ni promocionarlo. Hablamos de economía naranja, de exportar bienes y servicios creativos, y no le prestamos atención a que todos estos bienes están estrechamente ligados a la lengua. La Embajada Dominicana en Guatemala lo tuvo muy presente y creo que merece nuestro reconocimiento.