Luces del cambio
La transformación urbana de Santo Domingo
Las investigadoras francesas Camille Hémet, Gabrielle Fack, Laurent Gobillon y Miren Lafourcade hicieron un importante trabajo que fue publicado en años recientes. En las páginas de esta investigación se compendian posturas sobre el devenir de la economía urbana en algunos países. Estas científicas sociales (que tienen una vasta bibliografía sobre cohesión social y ciudades), tienen claro cómo se estructura una ciudad moderna con muchas posibilidades. Con muchos años de estudio, las autoras conocen bien la demanda de servicios y la toma de decisiones en grandes núcleos urbanos.
En torno a la evolución histórica, se ha producido un gran estudio del Cambridge Group for History of Population and Social Structure, que incluye el mapeo de la estructura ocupacional de la población británica desde 1379. Si hacemos esto para la realidad dominicana -conocer en qué hemos trabajado durante décadas- tendremos que reconocer que uno de los factores principales será la gran cantidad de proyectos empresariales que han sido desarrollados en los últimos 100 años. Si vamos más allá tendremos que entender que en la Era de Trujillo, que existió por 30 largos años, se vivió en un sistema que favoreció el crecimiento de los sectores industriales (y hemos estudiado las leyes). Hay un registro industrial muy importante para el analista que busca algunos detalles sobre determinadas empresas.
Para inspeccionar en el pasado, el analista quisiera saber qué ocurría en los gobiernos anteriores a Trujillo. Con algunos libros importantes ya publicados, es bien sabido el tipo de operaciones de construcción durante la ocupación militar norteamericana de 1916. En gobiernos anteriores, como el de Horacio Vázquez (o digamos como el de Jiménes) no podemos hablar de un gran crecimiento de las ciudades, a la par de la situación de la vida rural en el país (antes de entrar al siglo tuvimos muchos problemas).
Muchos años más tarde, en cualquier esquina de la ciudad vemos cómo nos pasa por el lado un personaje en un patín electrónico. Entre los autos, pasa literalmente a una velocidad que asombra a los transeúntes y a la gente en sus automóviles. No podías imaginar esto en la era de Trujillo para decir una fecha distante donde tenías poca circulación. Somos testigos y protagonistas de una modernidad que se nos presenta como una intensa mezcla de experiencias urbanas.
Con fines de profundizar en el tema, queremos saber la curva de crecimiento del parque vehicular desde tiempos anteriores a la Era de Trujillo, algo que es posible que se tenga en algunos libros. Tenemos historiadores que han estudiado este período. Asimismo, queremos saber la evolución para tener a mano las razones para arribar a otras conclusiones. Es bien sabido que en los tiempos de los 40's no todo el mundo tenía un auto. Sería interesante tener los números de las importaciones de esos años.
Para aterrizar en las razones del cambio experimentado, daré un ejemplo que puede resultar risible pero que es revelador, evidente y real: en la década de los noventas, la costumbre de muchos citadinos era asistir a cenar en la noche a los llamados chimichurris y a los carritos de hot dog (que eran muchos y una fiebre), cuando se sabe que ahora tenemos una inmensa cantidad de fast food, hoteles, bares y restaurantes. Esta es una prueba del cambio social y económico que todos hemos sentido: todo el mundo se acostumbra a lo bueno como si así hubiera sido siempre. Este ha sido un cambio en el comportamiento del consumidor que ahora cronometramos (no hablamos aquí de los cambios estructurales de la economía o de los institucionales). Alguien podrá decirme que siempre hemos tenido restaurantes donde todo el mundo ha ido, por ejemplo en la Era de Trujillo. Hacer un inventario de esos locales sería interesante por sus implicaciones sociológicas.
Cronometrada por algunos testigos que vivieron la época, en los tempranos cincuentas la vida social en la Era de Trujillo era particularmente interesante. Años más tarde, la oferta se ha multiplicado de una manera que debe hallarse en importantes documentos o series estadísticas. Como se puede ver bien, la oferta ahora es enorme y la prueba es un viaje normal por los sectores de la ciudad donde tienes opciones gastronómicas y una gran serie de establecimientos (como las plazas de modernos diseños) que han cambiado la manera en que alguna gente consume y cómo "se mueve" la ciudad. La ciudad ha crecido y todo el mundo lo sabe pero todavía tenemos la necesidad de una historia que espíe la manera en que estos cambios se han producido: una serie de entrevistas con los dueños de restaurantes no estará lejos de una buena propuesta.
Producto de la especialización de grandes firmas de diseño, la ciudad ha incorporado nuevas soluciones arquitectónicas. Todo el mundo mira azorado cómo se ha efectuado el cambio en algunos sectores: podría hablarse de la velocidad en la ingeniería y la manera en que las torres han crecido.
Lejos de ser cifras etéreas, lo que vemos es el crecimiento económico del que nos hablaban los economistas en décadas pasadas. En un documento importantísimo producido por la Fundación Economía y Desarrollo para Acción Empresarial en la década de los ochentas se nos demostraba el crecimiento de la economía y la participación del sector privado en ese crecimiento. Este estudio tiene una fecha: 1986.
La ciudad no es la misma de los ochentas y ha crecido verticalmente de una manera que nunca sospechamos.
Que sepamos, nadie ha calculado cuál es el total que venden todos los restaurantes de la ciudad en una noche. Así como puedes calcular la cantidad de autos en una avenida, puedes calcular la cantidad de millones que la economía mueve cada día de la semana. En términos históricos, para continuar queremos saber cuál era la producción de azúcar de los ingenios del CEA como una prueba de que la evolución económica en algunos enclaves no es garantía del desarrollo de las ciudades (la Romana no es una vasta metrópoli).
Bastante potable en lo metodológico, una de las conclusiones de algunos estudios es que el crecimiento se ha acelerado en las últimas décadas. Prueba de ello son los grandes edificios que vemos en la ciudad, entre los que podemos ver algunos que han diseñado un look moderno y transforman la cara del entorno para no hablar de la oferta de los hoteles. Las torres de los sectores residenciales nunca se esperaron en la Era de Trujillo y antes: la gente vendía en los mercados locales de los pueblos y no estaba preocupada por algo como el "crecimiento vertical" de las ciudades y el concepto de ordenamiento territorial debió tener un momento en que comenzó a ser usado. Por otra parte, en algunos gobiernos se desató una verdadera fiebre de entrega de apartamentos y esto podría considerarse, con las implicaciones de sus variantes, como un germen del proceso que alegraría la psiquis de Balaguer que fue conocido como un presidente constructor.
Defensora a ultranza del Bel Far Niente italiano, uno piensa en la narrativa de una Elizabeth Gilbert que se puede entender como una propuesta para conocer los atractivos de sitios como India, para solo citar uno de los lugares del libro que tienen un turismo que hace hincapié en temas espirituales. Podemos ver cómo nos hemos situado en la mentalidad del turismo global (posicionamiento y marca país) y podemos hablar de competitividad y de ventajas. Puedes decir que el entorno dominicano, particularmente en la zona capitalina merece una incorporación a la mente de viajeros globales y el ejemplo está dado con los veteranos que han llegado para quedarse en nuestras zonas turísticas.
La chica de la patineta es extremadamente moderna. Ojalá tirarnos una foto con ella o preguntarle sobre su concepto de velocidad en las vastas calles de la ciudad. Oh Santo Domingo!
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