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Desafían el sentido común

El género en disputa, controversias en Hollywood y la cultura woke

Hilary Swank recibió el Oscar por su actuación en la película "Los Chicos no Lloran" desempeñando el rol de una joven mujer que finge ser hombre en una conservadora zona rural estadounidense, fue nominada y ganó en la categoría de actriz. Del mismo modo Eddie Redmayne en la película "La Chica Danesa" y Jeffrey Tambor en la serie "Transparent" interpretaron papeles de hombres que se identificaban como mujeres, y ambos fueron reconocidos y premiados en su condicion de actores.

Sin embargo este año la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas nominó a un señor español que hasta hace unos pocos años mantenía esposa e hija con papeles de relleno en culebrones mexicanos, y que de buenas a primeras alegó sentirse mujer y ahora se hace llamar Karla Sofia Gascón. En el musical "Emilia Pérez", este sujeto interpreta un narcotraficante retirado que se convierte en mujer; pero Carlos, que es su nombre de pila, no figura en la categoría de actor sino que opta al premio de mejor actriz, una casilla que debió ocupar una mujer.

Hace más de cincuenta años el Congreso de los Estados Unidos aprobó la ley que se conoce como Titulo IX, que prohíbe a las instituciones educativas la discriminación por razones de sexo en los programas deportivos. Esto supuso un salto cuantitativo y cualitativo enorme en la presencia femenina en los campus universitarios.

Pero a pesar que esa legislación señala que los sexos son hombre y mujer, las ultimas administraciones demócratas se inventaron géneros adicionales. Lo que tiene a varones compartiendo baños y casilleros con hembras, y compitiendo por becas deportivas y en disciplinas como natación o voleibol. Una injusticia y una aberración.

Por eso dentro de la perorata que pronuncio Donald Trump en su discurso inaugural, una de las partes más aplaudidas fue la afirmación de una obviedad biológica que la loquera "woke" pretende ignorar: que sólo existen dos géneros, hombre y mujer.

Porque una cosa es la preferencia sexual, que a nadie debe molestar que un adulto con discernimiento haga lo que plazca con su vida y se vista como le venga en ganas. Y otra muy diferente es la ideología de género, que degrada una condición genética, física y biológica a una construcción social; alegando que cada cual puede ser lo que le parezca a partir de cómo se auto perciba.

Eso es de manicomio, y es parte de lo que tiene hastiada la sociedad occidental y le empuja hacia la derecha política. Dentro de una batalla cultural que desafía el más elemental sentido común, con un paquete de disparates sin base científica que desplaza a mujeres de espacios que pasan a ocupar hombres que dicen sentirse mujeres y visten y actúan como si lo fueran.

Una especie de virus que quieren inocular, edulcorándolo con palabras como diversidad, igualdad o inclusión, cuando a todas luces se trata de trastornos mentales y de personalidad que deberían ser atendidos por profesionales de la salud mental. Ya que por más tonterías y absurdos que difunda la progresía "woke", un homo sapiens masculino nunca podrá ser considerado mujer; no menstrua, ni se embaraza, ni amamanta; y a partir de los cincuenta años le conviene visitar anualmente un urólogo para practicarse exámenes de próstata.

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