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Pegarían de rebote

El efecto rebote de los aranceles de Trump en la economía dominicana

Lo de aplicar aranceles de forma indiscriminada e injustificada no es nuevo en Estados Unidos, en los albores de la Gran Depresión el presidente Herbert Hoover promulgó la Ley Hawley-Smoot con la que se gravaban miles de productos importados desde sus principales socios comerciales. Entonces, como ahora, el argumento fue proteger la producción industrial y agrícola estadounidense, y al igual que ahora produjo severas críticas de economistas y académicos. Y la guerra comercial que desató, las represalias externas y los efectos internos que tuvo aquella política, en lugar de mitigar la crisis, la agravó considerablemente.

Sobre la falsa narrativa de castigar a quienes abusan y se aprovechan de Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció tarifas a varios países con una fórmula que confunde balanzas comerciales con barreras arancelarias. Y si bien es temprano para medir el impacto de estas políticas, en lo inmediato nadie espera otra cosa que resultados negativos en el comercio y la economia global. Ya lo proyectan los mercados bursátiles.

Para República Dominicana la aplicación de un arancel del diez por ciento no debería tener efectos mayores, ya que a nuestros principales competidores les fueron aplicadas tasas similares o superiores. Sin embargo estas medidas nos pegarían de rebote, como consecuencia de sus potenciales efectos en el mundo y de forma particular en nuestro principal socio comercial. 

Lo que pronostican organismos multilaterales y publicaciones especializadas, así como las principales agencias calificadoras, bancos de inversión y operadores de mercados financieros es que en los próximos meses la economia de Estados Unidos podría entrar en recesión, algo que incluso admitió como una posibilidad el propio presidente Trump.

Y como resultado de los aranceles se espera también un incremento de la inflación. Pues aunque parece perderse de vista, esas tarifas no las pagan los países gravados, si no los consumidores estadounidenses, a quienes esperan aumentos en los precios de prácticamente todos los artículos que consumen.

De producirse este escenario estaríamos ante un fenómeno que se conoce como estanflación, una pesadilla para los bancos centrales, que regularmente optan por mantener altos los tipos de interés para combatir la inflación, aún a costa de profundizar y prolongar en el tiempo las bajas tasas de crecimiento.

En un contexto como este la economía dominicana se vería sensiblemente afectada, pues impactaría de manera importante los principales sectores generadores de divisas como son el turismo, las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera directa. Y si la Reserva Federal se ve imposibilitada de reducir los tipos de interés, el Banco Central tendría poco margen para aplicar política monetaria que permita mitigar los efectos negativos que esto tendría sobre el crecimiento de la actividad económica y la estabilidad del tipo de cambio.

Por tanto, aunque Trump nos llevó suave con sus tarifas, el futuro presenta amenazas y desafíos para la economía dominicana. El equipo económico que acompaña al presidente Abinader ha mostrado destrezas en tiempos de crisis, por lo que queda confiar que el desempeño de don Héctor Valdez y su equipo estará a la altura de los retos que se avecinan. 

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