Ramfis: quienes mataron a mi padre son míos (y II)
Ramfis Trujillo y la masacre tras el 30 de mayo
Luego de haber proferido la terrible sentencia de muerte contra los conjurados del 30 de mayo, Ramfis Trujillo agregó: "yo no pienso cometer el mismo error de papá, de estar perdonando gente. Aquí se va todo el mundo, todo el que está involucrado en esta vaina, coño. Se van hasta los mamando". Y así fue.
Salvo el teniente Amado García Guerrero, Antonio de la Maza y Juan Tomás Díaz, quienes murieron tras enfrentarse a tiros con agentes del SIM, la casi totalidad de los tiranicidas fueron encarcelados, torturados inmisericordemente y después asesinados. Hubo víctimas, incluso, que perdieron la vida por sus lazos familiares con algunos tiranicidas.
En junio de 1961 la sociedad dominicana literalmente se anegó en sangre de mucha gente valiosa. Por ejemplo, cuatro hermanos De la Maza, vinculados a la conspiración, fueron asesinados tras padecer horripilantes torturas: Mario, fue apresado en La Vega la noche del 30 de mayo y fusilado la madrugada del 31; ese mismo día, a Bolívar lo mataron a palos, mientras que Ernesto fue torturado y asesinado el 1 de junio; y Pablo (Pirolo pasó varios días en prisión, padeciendo cruel tormento, hasta que murió el 6 de junio.
Otras víctimas indirectas del magnicidio fueron: el pediatra Robert Reid Cabral, quien ocultó en su casa a cuatro de los complotados. Por ello fue detenido, interrogado y amenazado de muerte. El 6 de junio, cuando de nuevo sería apresado en su residencia, decidió suicidarse para salvar a su familia. El capitán Segundo Imbert Barrera y el abogado Rafael Sánchez Sanlley, por su antitrujillismo, guardaban prisión en La Victoria. A principio de junio fueron sacados de la cárcel y asesinados vilmente.
Los jóvenes Miguel Ángel Báez Perelló, de 23 años, y Tomás Díaz Astacio, de 21, hijos de Miguel Ángel Báez Díaz y Juan Tomás Díaz, respectivamente, fueron apresados y asesinados por el solo hecho de que sus padres formaban parte del complot. El propio Miguel Ángel Báez Díaz fue víctima de inclemente suplicio en la cárcel del 9, en donde murió en fecha desconocida.
Ramón Horacio Román (Bibín), hermano del general José René Román (Pupo), fue apresado y prácticamente molido a golpes. Fue puesto en libertad a raíz de la visita de una comisión de la OEA, pero tan pronto esta abandonó el país, agentes del SIM fueron a su casa para detenerlo nuevamente, pero en esa ocasión, el 15 de junio, Bibín Román prefirió suicidarse en lugar de volver a las dantescas mazmorras de la dictadura. El general Pupo Román, en cambio, fue prisionero particular de Ramfis en una hacienda de su propiedad, en donde personalmente lo asesinó.
Finalmente, el 18 de noviembre de 1961, antes de abandonar el país, Ramfis Trujillo, acompañado por algunos sicofantes, encabezó el crimen en la Hacienda María, en donde fueron asesinados Salvador Estrella Sadhalá, Modesto Díaz Quezada, Pedro Livio Cedeño, Luis Manuel Cáceres Michel, Huáscar Tejeda y Roberto Pastoriza.
Conviene resaltar que, de todas esas víctimas, solo Robert Reid Cabral tuvo un sepelio acorde con su dignidad humana. Los cuerpos de todos los mencionados en este artículo nunca fueron entregados a sus familiares, quienes tampoco supieron dónde sepultaron o lanzaron sus restos.
No cabe dudas: Ramfis Trujillo fue un hombre de palabra, pues personalmente se ocupó de matar a casi todos los que tuvieron relación con la muerte de su padre.