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Reevaluaciones y comercio

La revaluación de las monedas asiáticas podrá resolver algunos problemas del comercio internacional, pero causará otros retos

En Asia las monedas están revaluándose ante un flujo de fondos retornando a la región debido a caídas en el valor de los bonos estatales estadounidenses. El dólar taiwanés liderea ocho monedas regionales con una revaluación del 10 % en dos días, seguido por el won coreano. El dólar de Singapur alcanzó su nivel más alto en una década.

A nivel global, el índice del dólar - que mide su valor frente a una canasta de monedas de sus principales socios comerciales - ha caído un 8 % desde enero. Esto es inverso a lo que se esperaba, un fortalecimiento del USD ante la reducción de su déficit comercial y fiscal, junto con una escasez la cantidad de dólares en el extranjero por la reducción en el comercio.

Durante la crisis asiática de 1997, originada en Tailandia por sobreendeudamiento, desbalances comerciales, sobreexposición cambiaria, problemas de liquidez, inflación y un agotamiento de sus reservas internacionales, ocurrió lo contrario. Los capitales asiáticos se refugiaron en dólares estadounidenses.

El factor de contagio y de sobrerreacción jugó un papel importante en la debacle que resultó en una reducción en inversión extranjera provocando recesiones que requirieron grandes reducciones en las tasas de interés para relanzar la actividad económica. Eventualmente impactó a las importantes economías latinoamericanas, pero poco a R.D.

Recobrada la estabilidad cambiaria asiática, muchos optaron por endeudarse en USD a menores tasas. Desde entonces, Asia ha acumulado grandes cantidades de ahorro que invertía en instrumentos dolarizados alentando el precio los valores transados en bolsa y encareciendo las exportaciones estadounidenses.  

La rápida revaluación actual pudiera ser una sobrerreacción, aunque algunos entienden que este movimiento podría reflejar un cambio de estrategia o política económica más permanente donde la desglobalización conllevaría a una desdolarización y reducción del alto consumo estadounidense.

Sin embargo, las políticas de reactivación industrial deberán sostener el consumo final y la fortaleza de la economía estadounidense lo que eventualmente refortalecería al dólar. Mientras, en Taiwán, el banco central ha debido prometer estabilizar su mercado cambiario y asegurar que el nivel de su moneda no es parte de las negociaciones comerciales con EE. UU.

De interés para R.D. y la región es que esto pudiera posicionarnos como suplidores alternativos de exportaciones asiáticas encarecidas doblemente: por los aranceles más altos a los nuestros más la adicional revaluación de sus monedas.

Este cambio de tendencia global, y las posibles caídas en las bolsas de valores, también pudieran resultar en flujos de fondos en dólares hacia inversiones en la región latinoamericana y demás países en vías de desarrollo como la India. Esta buena fortuna, sin embargo, es una espada de doble filo ya que, aunque aumentaría la inversión extranjera, también pudiera encarecer las exportaciones al fortalecerse las monedas locales. Lo crítico sería ver si la revaluación sería mayor a la asiática. El resultado final será un tema de relatividades y política económica.

Pase lo que pase, la R.D. debe prepararse para afrontar algunas turbulencias. Entre las recomendaciones para afrontar este escenario está que los países eviten importantes pérdidas de reservas internacionales deseando defender sus monedas, y que prioricen la creación de posiciones fiscales sólidas que permitan sostener el equilibrio macroeconómico ante escenarios conservadores de crecimiento y financiamiento externo. Por el momento esta es la prioridad.

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Economista Senior de firma Intelligent Economics.