×
Compartir
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

Escribir para los que no leen: la receta para internar al pensamiento crítico en cuidados intensivos

La receta contra la desinformación, más contenido sustancial, menos clickbait

Expandir imagen
Escribir para los que no leen: la receta para internar al pensamiento crítico en cuidados intensivos
Escribir para quien no lee, el dilema de los comunicadores en la era digital. (SHUTTERSTOCK)

Una paciente asiste a una consulta aquejada de dolores musculares que no terminan de sanar en meses. La doctora no puede entender el por qué, si su paciente está siguiendo la receta "al pie de la letra". Ella extiende los análisis médicos, para encontrar la razón. Y en su preocupación, la paciente le pide el WhatsApp.

Una mañana, le escribe. Le dice que tomó una de sus pastillas el lunes, pero el dolor continuaba durante el martes y solo calmaba el miércoles, cuando la volvía a tomar.

La doctora le preguntó por qué no había tomado la pastilla inmediatamente el martes, si su receta indicaba claramente que debía tomar el fármaco cada 24 horas. Erróneamente, la paciente había entendido que debía esperar un intervalo de 24 horas adicionales antes de tomar la siguiente dosis.

Esa doctora es mi hermana, a quien le sobran anécdotas para los encuentros familiares que suelen terminar en una reflexión en común: la gente cada vez comprende menos lo que lee. Desde un libro, hasta una receta médica, ahora digitadas a computadora.

Comparto su preocupación. Nosotras, y todos los que viven o dependen de la palabra sesuda, abstracta y extensiva compartimos las mismas preguntas: ¿cómo adaptamos el mensaje para hacerlo más digerible? ¿cómo logramos el escaso privilegio de que alguien dedique tiempo a leer lo que hacemos y, si tenemos suerte, difundirlo?

Podemos escribir más breve y sintetizado. En el caso de los periodistas, podemos apoyarnos de narrativas más audiovisuales. Pero la respuesta a nuestras inquietudes nunca estará en escribir en función de lo que no nos leen. Eso sería perderse en lo claro, porque es un  sinsentido. Estaríamos, finalmente, internando al pensamiento crítico en una unidad de cuidados intensivos, con pronóstico reservado.

Escribir para el que no lee es igual de preocupante que escribir sin leer. Esto último es posible pero es un ejercicio ingenuo y débil, pues de la lectura se enriquece tanto fondo como la forma del mensaje que queremos comunicar a través de la palabra escrita. En lo primero, estamos creyendo que hacemos un ejercicio que ya dejó de serle útil a la gente, cuando es todo lo contrario.

Ahora que sobreabunda la información y las oraciones instantáneas de la inteligencia artificial, la sustancia es el diamante entre las rocas, el contenido de valor creado por un humano, la señal que alumbra como faro en medio de la penumbras de la desinformación y la posverdad.

En las redacciones, nunca fue tan importante como hoy tener el título resumen, el lead de enganche y el quién, cómo, cuando, dónde y por qué a no más de los 280 caracteres de un tuit, si es posible. "El menos es más" que se repetía en las universidades ahora está siendo reemplazado por el "la gente no te va a leer todo eso".

Aún así, no podemos ser los primeros en demeritar nuestras ideas, ni podemos dejar que el arquetipo de usuario que primero comenta y luego "escanea" lo que vio (segundos antes de deslizarse al post siguiente) sea el único referente que imponga la pauta para contar las historias que leen millones de usuarios.

Siempre habrá alguien que pregunte más. Que indague. Que contraargumente. Que exija.

A esos que todavía quedan, y que no hacen tanto ruido porque están igual de entretenidos como nosotros entre el reel, el short, el TikTok, el Netflix, la vecina chismosa y las peripecias de la vida real y (todavía) análoga: pensando en ellos es que debemos seguir escribiendo.

No podemos dejar que la rapidez y la viralidad arrastre cualquier oportunidad de sumar a la conversación ciudadana desde la formulación de ideas que nutran al pensamiento crítico, el ejercicio que más parece escasear últimamente después del sentido común.

Como lectora y como periodista, siempre apreciaré contar con un trabajo exhaustivo que me informe lo suficiente y responda muchas de mis inquietudes a cuatro tísicos párrafos en los que la historia, su contexto y su contraste encuentran poco espacio entre las frases artificiosas para el clickbait y los emojis.

Los ciudadanos tienen el deber de informarse debidamente. Si no quiere leer, que sea porque lo eligieron, pero no porque les falte contenido de calidad para nutrirse y tomar decisiones informadas.

Para ellos debemos estar todos los profesionales que escribimos...

Y también para poner el punto sobre las íes a quienes, como aquella paciente, necesiten recordar el intervalo exacto en el que tienen que seguir las prescripciones de su recetario si es que quieren mejorar su salud y, con ello, su bienestar.

TEMAS -

Periodista. Egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con un semestre adicional en Comunicación Escrita cursado en Maryville College, Estados Unidos. Ha escrito sobre economía para los periódicos El Jaya y elDinero. Apasionada por las finanzas, la cultura, la literatura y el bienestar.