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Redes Sociales

Viene segunda temporada

El fracaso previsible de los casos de corrupción

La cacareada lucha contra la corrupción luce desgastada, no aparece en las encuestas de opinión ni genera grandes titulares de prensa ni tendencias en redes sociales, cuatro años después interesa poco al gran público y tiene aburridos y apáticos hasta los acicates de la sociedad civil y medios afines.

Y por si fuera poco lo que queda es lo indeseable: el desengaño ante la evidencia de la burla que supuso un farsa montada con fines mediáticos y políticos, sin intenciones de obtener resultados en la persecución penal. Lo que depara el porvenir son absoluciones masivas en sentencias que sólo retendrán responsabilidades penales a aquellos acusados de alto perfil ya previamente sancionados por la sociedad, a quienes los jueces tendrán que condenar aunque deban ponerse creativos, y que difícilmente se mantendrán cuando las revisen cortes de alzada. Ya lo vimos en la precuela de la saga conocida como "Caso Odebrecht".

Por eso ya nos presentan los avances de lo que será la segunda temporada de la serie "Ministerio Público Independiente". Para esta salieron algunos personajes, otros se mantienen y adquieren mayor protagonismo, y surgen nuevos que sustituyen figuras fallidas de la primera versión. Y como continúan los mismos guionistas, directores y productores, los argumentos, narrativas y la puesta en escena mantendrán sus formas y estilos característicos.

La Cámara de Cuentas que estaba presidida por un incompetente preso de confianza de los persecutores, pasa ahora a dirigirla una agente de Participación Ciudadana, uno de los principales actores de reparto de la trama. Por lo que se proyecta que tendrá un papel más relevante en la activación de los libretos de cada uno de los capítulos que nos irán presentando en los meses subsiguientes. 

Auditorías a la carta que preparó la anterior composición de ese organismo colegiado, engavetadas para no marcarlas con el desprestigio que se granjearon sus miembros, comienzan a salir para divertimiento y morbo de prensa y sociedad. Las divulgan y remiten a la Procuraduría como acto de apertura de esta segunda temporada. Poco importa que la flamante presidenta del órgano de control externo tenga poca o ninguna calidad para señalar exfuncionarios auditados, al menos hasta que se produzca una auditoría que compruebe el manejo que dio a miles de millones de pesos en su paso por la rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. 

Ya no está doña Miriam, y con ella desaparece el lubricante con el cual suavizar y encubrir las truculencias de los fiscales, aunque tampoco parece que les interese demasiado. Todo indica que en esta nueva temporada vienen aún más intrépidos, sin pruritos ni intenciones de guardar las formas o los escrúpulos. Basta observar cómo, sin ruborizarse, van tras los mismos aunque no hayan movido un dedo para investigar un pasado más reciente. Poco importa si revelan el refajo. Total, ya hicieron el estriptís completo. 

El problema es que casi siempre las segundas partes son malas. Más aún si mantienen guiones estereotipados con la exaltación de héroes valientes e incorruptibles contrapuestos a villanos malvados que siempre provienen de la misma parcela, y repiten reparto repleto de intérpretes histriones sobreactuando en roles cansinos y repetitivos.

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