¿Cabeza o cola?
La teoría danesa de colas permitiría diseñar soluciones efectivas a los tapones vehiculares
Ante el constante desbordamiento de las vías vehiculares urbanas en Santo Domingo el gobierno anuncia nuevamente medidas para agilizar el tránsito en Santo Domingo. Cabe la pregunta: ¿instituciones como Digesett o Intrant han tomado en cuenta la Teoría de Colas?
La teoría de colas es una herramienta estadística que estudia cómo se forman, cómo funcionan y por qué, a veces, no funcionan las colas. Fue desarrollada por el Ing. Erlang, director del laboratorio técnico de la Compañía Telefónica de Copenhague al observar los variados e incomodos tiempos de espera de los clientes para colocar llamadas. Sus ecuaciones permiten optimizar procesos, minimizando las esperas sin proveer costosos excesos de capacidad.
La técnica consiste en estudiar los flujos de personas, objetos u informaciones generalmente descritos por la distribución estadística de Poisson, es decir, situaciones con resultados discretos (unitarios), conocidos (carros, hospitalizaciones, clientes, llamadas) e independientes entre sí, a lo largo de una línea de servicio. Se consideran como variables críticas la distribución de las llegadas, la cantidad de servidores y tiempo de servicio requerido. Esto permite identificar y corregir puntos de sobrecarga.
Como ejemplo de decisiones que no parecen incluir un estudio de colas esta la que busca ´agilizar el tránsito´ en la esquina Tiradentes con Roberto Pastoriza, pero que no luce haber tomado en cuenta que el tapón se origina unas cuadras más abajo, en las esquinas Av. México y Cesar Nicolas Penson con Alma Mater.
La aplicación de la teoría de colas permitiría estimar la cantidad promedio de vehículos en una intersección dada, la probabilidad de que la cantidad de vehículos exceda una distancia especificada para la espera y, por tanto, la cantidad de vehículos en cola, el tiempo que durarían los vehículos esperando y la saturación o uso de las facilidades (semáforos).
Al estar conformado el tránsito por una red, este estudio no se aplica de manera puntual. Esta visión evidencia porque numerosas medidas anteriores no han funcionado y porque los esfuerzos de los agentes de la AMET son tan infructuosos a pesar de que exponen hasta sus vidas en intersecciones calurosas a horas pico de circulación vehicular.
Por otro lado, si la tasa de llegadas supera el ritmo de servicio generando una cola que físicamente no es posible acomodar en un espacio vial establecido, la técnica de colas indicaría desde que lugares habría que comenzar a desviar una cantidad determinada de vehículos, o restringirlos del todo. Esto permitiría implementar medidas sistemáticamente eficaces.
En décadas anteriores el gobierno contactó a una compañía suiza para formular un estudio y recomendaciones para agilizar el tránsito en Santo Domingo. Esta propuesta nunca llegó a conocerse. Hoy el parque vehicular duplica la de aquel tiempo, sin tomar en cuenta el creciente componente de los motoristas, agravado por su comportamiento temerario.
El costo económico de la congestión del tráfico medido como horas perdidas y productividad, consumo de combustibles, contaminación, gastos médicos por accidentes (usualmente de motociclistas) y otras variables, debe ser significativo.
Todo indica que se requerirán medidas más sofisticadas, entre ellas la ampliación de las facilidades de transporte masivo, para resolver el caos vehicular en la ciudad capital. Pero por el momento, el mejoramiento del tránsito de Santo Domingo demandará operar con cabeza y aplicar la teoría de colas.