Tantas veces Bryce
Conversaciones de sobremesa, de la macroeconomía a la ficción de Bryce Echenique

Estoy con una amiga en uno de los restaurantes de la plaza. Me dice que comprará algo para su pequeña hija. Mira a todas partes, para luego decirme que está interesada en entrar en una tienda. Viste unos jeans medio rotos y una camisa beige que parece haber sido sacada de la misma tienda. Hace un enorme calor en Santo Domingo.
Para ella, la macroeconomía se ha convertido en un asunto nodal. Le digo que tiene que tener cuidado con los libros que caen en sus manos. Los que tiene en la tableta tienen ese look que se le permite a Tony Judt, historiador de King 's College y de la Universidad de Nueva York. Leemos sus memorias muy bien escritas. Recibí el libro de mano de una persona académica que me dijo que intentara leerlo entero. Mi amiga dice que tiene el interés de ir a la biblioteca del Banco Central donde espera que podrá tomar los estudios de la institución para luego interpretarlos. Le digo que tienen una gran colección de revistas. Ella pasaría más de dos horas en el recinto. Más calor en este clima. Tomamos unos jugos.
Le hago referencia a un autor que conocí por un asunto del azar: recogí su libro en el edificio. De primera instancia, fue claro para mi que este señor había leído mucho. Pero estaban abandonados en la escalera. Quizá entendió que la economía no era para él. Otro libro que salvé en ese lugar: la obra del legendario peruano Alfredo Bryce Echenique, La Vida exagerada de Martín Romaña que fue rescatado por mí con gran entusiasmo y con los ojos abiertos. Alguien tendría una remodelación en su casa, y este grupo de libros los había sacado de la nueva decoración. Mi encuentro con este libro fue un disfrute total del trabajo de Bryce, que está repleto de sarcasmo y de humor en un sillón Voltaire.
Una noticia reciente me dijo que Bryce había perdido una gran cantidad de dinero. El escritor fue víctima de un fraude en un banco francés. Creo que la última noticia fue que el banco le devolvió el dinero que podemos considerar una fortuna. El autor dijo que ha vivido mucho: copas y otras experiencias en una vida que ha experimentado con muchos viajes.
En una conversación con Pepe Esteban en Madrid, Bryce había establecido que uno no se lanza por un derricadero para luego contar la experiencia. Por esa razón, tenemos claro que no es del todo cierto que todo lo que vivimos es para luego ser narrado. Sin embargo, otros autores dirán que lo que se vive es materia prima para las ficciones. De modo que la realidad es parte fundamental de la inspiración. No entramos a un túnel para luego decir asuntos del tipo de Sábato en su novela.
En la conversación de Madrid estuvo claro que el escritor había hecho la argamasa de la que se nutrirán sus ficciones porvenir. La ficción está en tus manos, podría habernos dicho. Pero como he dicho antes, no haces cosas dramáticas para luego contarlas. Un autor no puede tener todas las vidas de sus personajes. Pero como diría Vargas Llosa, la vida del escritor se enriquece con sus obras. Bryce tiene una obra enorme y París está en el centro, como Perú en otras partes. Lo que tenemos claro es que ha proyectado su vida en un sillón Voltaire como dice en su novela. Otras obras del autor que han hecho historia: Un mundo para Julius (1970), y El Huerto de Mi Amada (Premio Planeta, 2002), La Amigdalitis de Tarzán (1999). El encuentro con la obra de Bryce es una revelación.
Aquí pongo la frase de Carlos Fuentes: las novelas tienen que escribirse y el autor tiene que sentarse en un lugar y comenzar a escribir. Bryce, que fue profesor de literatura, conoce bien este argumento. Ha escrito muchos libros que pueden ser encontrados en las librerías de todo el mundo. Bryce es universal y ha contribuido a la percepción del peruano en el extranjero. Sus entrevistas son antológicas.
Creo que nuestros amigos peruanos pueden decirnos cómo es visto el inigualable Bryce en su país, a la par que está claro que este tenía una buena relación con Vargas Llosa. Cuando el autor murió, Bryce tuvo grandes palabras que decir. La vida y muerte de Martín Romana tiene una larga descripción de lo que alguno podrá llamar sentimientos del personaje. La educación sentimental, atribuida al tono de Gustave Flaubert, nos deja en la meditación de lo escrito. Es un libro de más de 500 páginas.
Bryce tiene claro la herencia de los integrantes del Boom. Ha escrito sobre ello, pero lo que es más importante es que en las entrevistas adquiere el gran estilo de un fantástico narrador de historias. Puede hablarnos sobre sus experiencias en la universidad y sobre su vida en París. La historia del banco es más interesante que algunos libros, dirá alguien, pero no de los suyos. Son historias que se complementan y que convierten a la persona, al querido Bryce en un ser ciclópeo.