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Cuando gemía la patria

La ocupación haitiana de 1822 a través de la pluma de Emilia Pereyra

"No deslumbra el sol todavía, pero azotan ráfagas de desesperación cuando se escucha con claridad en la adormilada ciudad de Santo Domingo la estruendosa marcha de doce mil soldados y unos extraños vozarrones seseando en francés y creole, que anuncian la cristalización de presagiados acontecimientos".

Con la descripción anterior sobre la llegada de las tropas haitianas a Santo Domingo el 9 de febrero de 1822, la escritora y periodista Emilia Pereyra toma al lector por el cuello para pasearlo por una historia novelada de uno de los episodios más trágicos de  nuestro pasado: la ocupación haitiana, a la cabeza de la cual estuvo el propio presidente Jean Pierre Boyer.

Los hechos heroicos de la patria de Juan Pablo Duarte los encontramos en la visión de artistas e intelectuales, que abrazan la causa nacional con el compromiso y sacrificio de aquellos soldados y patriotas que empuñaron las armas para defender la soberanía

Si nos atrevemos a sacar el pensamiento del corral que los mares obligan, siquiera por unos instantes, a los fines de hurgar en las hazañas de otros pueblos hermanos, encontramos decenas, cientos y miles de ejemplos de artistas e intelectuales que hicieron su causa la defensa del terruño que les vio nacer sin importar las consecuencias.

En su novela, "Cuando gemía la patria", Emilia Pereyra da un paso adelante. Como mujer, como intelectual, como artista de la prosa, saca las garras y deja ver, además, su estirpe de periodista aguerrida que lleva dentro, para guiar al lector a reflexionar de un tema que entre reducidos intelectuales dominicanos parece estar vedado. 

Pereyra enseña con su novela que el intelectual o el periodista no deben silenciar su pluma, respetando a quienes piensan distinto, a sabiendas de que la historia y la historiografía son las que llevan el peso para escrutar los hechos del pasado. Como bien refirió el presentador de su novela Eduardo Gautreaux de Windt, "la historia es la realidad, y la historia novelada o la novela histórica es la ficción sobre esta realidad". Ficción, que no fábula en tanto se apega a los hechos.

 Para quienes pendulan entre el temor y la pasividad, se les puede recordar que la invasión haitiana es un hecho real, documentado, que dejó huellas imborrables que, a pesar del interés en pretender ocultar ese oscuro episodio, el pueblo dominicano lo tiene presente. Emilia Pereyra, con la profesionalidad que le ha caracterizado en su ejercicio como periodista y novelista, retrata en su obra de 344 páginas, cómo la resistencia cultural de los dominicanos de la época ha querido ser soslayada, sino silenciada, lo que dejó entrever en sus palabras de presentación:

"Encontré cierta resistencia, valga la repetición, con relación a la elección del tema. Se me argumentó que no era necesario revivir ese tópico del pasado cuando la historia ofrece otros más importantes".

 ¿Qué más importante para un dominicano puede ser recordar la agresión a nuestra soberanía, sin importar quién la haya hecho? La resistencia de los criollos contra las huestes haitianas la hemos visto desde ese año, no sólo expresada en la sangre de los mártires, sino en la reciedumbre de intelectuales como Américo Lugo, a propósito de la primera invasión norteamericana, de los hermanos Francisco y Federico Henríquez y Carvajal, Max Henríquez Ureña, Tulio Manuel Cestero, Fabio Fiallo, Félix Evaristo Mejía, Francisco Prats Ramírez y Manuel Arturo Peña Batlle, entre otros. 

 Resistencia en el lienzo, la pluma, la música, la escultura, la poesía, el cuento o la novela contra cualquier tipo de invasor, siempre apegada a la verdad y al sentimiento patriótico, es apelar a la dignidad de los padres fundadores. Especialmente, contra aquella invasión, como la describe con belleza y profesionalidad Emilia Pereyra en un acto de responsabilidad. Hacer una obra de arte desconectada de los hechos históricos, sería una apostasía.

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