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La inflación fiscal

Los déficits públicos pueden dar al traste con la política monetaria.

Según el monetarista Friedman, la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Sin embargo, se ha identificado otra fuente de inflación. Al ser esta una escalada de precios en el tiempo, pasan a determinarla las expectativas a futuro.

La Teoría Fiscal del Nivel de Precios plantea un escenario donde la política monetaria puede resultar insuficiente para controlar la inflación si se expande demasiado el gasto público. Esto se debe a que el endeudamiento público es un pasivo para los presupuestos futuros.

Los agentes económicos saben que ante los déficits solo hay tres salidas: mayor endeudamiento para llevar a cabo un ´rollover´, un aumento de impuestos futuros, o un aumento de la emisión monetaria. La primera es una táctica dilatoria que eventualmente presiona la tasa de cambio. Las otras soluciones son directamente inflacionarias. Esas expectativas contribuyen a impulsar preventivamente los precios actuales.

República Dominicana luce haber presentado un episodio de predominio fiscal durante los años 1990-1991 cuando sufrió inflación de 82% mientras el señoreaje se mantuvo estable, indicando que la inflación no fue de origen monetario. Un indicador revelador fue la duplicación del ratio de préstamos bancarios al sector público sobre el total de préstamos. Esto vuelve a presentarse, aunque en mucho menor grado y por otras razones, en 2003-04, y nuevamente en 2009-2010 cuando la inflación pasó de negativa a casi 8% en un semestre.

A nivel mundial se verifica un aumento del endeudamiento público acelerado por los gastos de la pandemia. Para 2024, la deuda pública alcanzaba el 90% del PIB global pero en muchas economías avanzadas supera el 100%. El caso más notable es Japón, con un indicador de deuda/PIB que sobrepasa 600%. Este endeudamiento resulta de inyecciones de liquidez que a su vez redujeron las tasas de interés facilitando el endeudamiento. También inciden factores estructurales como el envejecimiento poblacional, que requiere mayores aportes de seguridad social y gastos médicos.

En consecuencia, muchos bancos centrales están enfrentando escenarios de predominio fiscal donde toleran mayores niveles de inflación en aras de respaldar la política fiscal de estímulo económico. Se ha verificado que bancos centrales poco independientes en economías emergentes y sin controles fiscales ajustan la senda de sus tasas de interés a los déficits esperados. Y en economías con altos niveles de deuda externa el predominio fiscal empuja las tasas de interés al alza como defensa cambiaria.

Así, las medidas usuales no están resultando tan efectivas como antes. Esto está ocurriendo incluso en economías avanzadas y en bancos centrales con sólida trayectoria institucional.

Por otro lado, estudios indican que las personas elevan sus expectativas de inflación ante noticias de mayores déficits. Esto es más acentuado si los individuos piensan que la situación fiscal ya es estrecha. Para el 2026 la R.D. se plantea un presupuesto que crecería en un 13%, presumiblemente más que el PIB nominal.

Las perspectivas son de cuidado. Ya muchas economías enfrentan un cambio de régimen comercial a raíz del reajuste de aranceles lo cual ha debilitado sus posiciones externas. En adición, se están presentando condiciones que facilitarían la ocurrencia del predominio fiscal. Esto atenta contra la efectividad de los bancos centrales y arriesga la estabilidad monetaria hasta ahora disfrutada. A notar, la tenencia de reservas en oro pudiera servir de contrapeso al portafolio en caso de que las monedas de reserva sufran alteraciones en su valor y contribuir a proteger contra la inflación mundial.

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Economista Senior de firma Intelligent Economics.