Metas inflacionarias y estructura económica
Cambios laborales, tecnológicos y comerciales generarán retos que pudieran requerir alzas en las metas inflacionarias futuras.
El establecimiento de las metas inflacionarias responde a un ejercicio de estimaciones económicas que trata de inferir la tasa de interés natural (r*). Esta tasa equilibraría la oferta y demanda para mantener un crecimiento estable. De aquí derivan muchas de las metas inflacionarias aplicables a grandes economías. Pero las estructuras económicas no son estáticas. De hecho, ya el Banco Central Europeo revisó ligeramente al alza su meta al pasar de ´debajo de 2%´ a ´2%´. En 2023 la Reserva Federal de NY aumentó su estimado de r* a 1.1%, hoy va por 2.15%. A notar, la tasa de fondos federales actual es más alta, reflejando una postura contractiva.
Con la pandemia las tasas de política llegaron a cero, e incluso fueron negativas en Europa. Para no repetir este escenario es posible que a futuro la solución sea un reajuste de las metas inflacionarias al alza, así las tasas quedarían como adecuadas en sus niveles actuales.
¿Cuáles factores estructurales están afectando a las economías y la inflación futura?
- La recuperación de la pandemia se logró a nivel macro. A nivel micro desaparecieron empresas y nuevas se crearon. Los supervivientes han cambiado sus modos de operación, objetivos y estructura de costos.
- Una de las modificaciones más evidentes fue el modo de trabajo, que ahora incorpora un elemento remoto mayor y ´downsizing´. Los mercados de trabajo se han visto alterados por efectos de la inmigración, el envejecimiento poblacional y hasta la orientación de los estudios que asumen los jóvenes, con poco énfasis en las ciencias duras y matemática. Para países maduros, Euromonitor estima que la escasez de masa laboral presionará los salarios al alza y posiblemente reduzca la productividad. Esto pudiera sumarle 0.2%-0.4% a los estimados de inflación base.
- La digitalización y el uso de la Inteligencia Artificial son otros cambios estructurales que alterarán la productividad, pero también el empleo, pudiendo ofrecer servicios más eficientes a menor costo, pero creando desempleo u otras segmentaciones de mercado con implicaciones importantes para el crecimiento.
- El reciente tema de las barreras arancelarias que conlleva a la relocalización de las bases productivas es otro factor que afectará la cantidad y precio de productos ofertados, modificando los canales comerciales y redefiniendo mercados y precios posiblemente sumando 0.2%-0.5% a la inflación base.
- Por último, pero de manera notable, los eventos climáticos presentan retos importantes, particularmente para economías dependientes del turismo. Estas catástrofes naturales destruyen facilidades productivas, restan días laborales y requieren grandes inversiones en reconstrucción.
En R.D. luego de la transición de una economía agrícola exportadora de azúcar, pasamos a una economía de servicios con más dependencia de las remesas, inversiones extranjeras y endeudamiento.
Por el momento no luciría que la R.D. necesitará reevaluar su meta de inflación del 4% +/- 1%. Pero si las grandes economías modifican las suyas en un futuro no tan lejano, nos impactará, visto que el país ostenta una economía abierta. Actualmente la inflación doméstica subyacente, que excluye factores externos, es de 4.67%, superior a la general. Esto indica que factores internos determinan una inflación mayor mientras el petróleo y otros contribuyen a bajarla.
Por otro lado, si continúan a registrarse años de bajo crecimiento (2023 fue 2.2% y 2025 podría alcanzar 2.5% máximo) decaería el crecimiento potencial o de tendencia, actualmente estimado en 4.5%-5.0% anual, una tasa bastante alta en comparación con otras economías y probablemente no sostenible a décadas futuras como se esperaba.
Todo este conjunto de factores tiene el potencial de alterar al alza el panorama doméstico de inflación y sus expectativas lo que postularía mayores retos a la política monetaria que debe acompañarse con reformas estructurales.

Ellen Pérez Ducy