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Los comensales jodemos, pero no tanto

En el intento de cuidarse los restaurantes ahora son cada vez más insípidos

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Los comensales jodemos, pero no tanto
Caro, sofisticado y ¡malo! El pecado capital de la nueva gastronomía en Santo Domingo. (SHUTTERSTOCK)

Te perdono que seas buenísimo, caro y sofisticado, pero malo y caro, no, porque a comer fue que vine. Que me tome dos o tres selfies en la despampanante área de baño son otros quinientos.

La entretención del adulto dominicano es comer. Con el repunte de la cultura del bienestar se han añadido uno que otro pasatiempo al aire libre, pero en su mayoría, el que porta cédula pone un pie fuera de casa para comer. A veces, más que para bailar. Incluso, ya ni siquiera tiene que salir de casa.

Para mayo de este año, la Asociación Dominicana de Restaurantes (Aderes) reportaba que al menos 38 nuevos establecimientos abrieron en los últimos 18 meses en el Distrito Nacional y 25 en la provincia Santo Domingo. Las cifras a nivel nacional superan los 4,500.

De todos esos, el que tiene favoritos lo es por su sabor insignia, y para ello no se puede ser insípido. La comida memorable puede estar acompañada de una buena vista, asientos cómodos, hospitalidad, parqueos y demás facilidades. Pero, en esencia, el plato por sí solo debe ser la carta de presentación. ¡Irónica petición para un restaurante!

En compañía de una amiga visité un lugar que, por sus fotografías en Instagram, llamaba la atención... No se me ocurre nada a lo cual asemejar su nivel de decepción. Mi orden no fue tan mala, tampoco tan buena. Ni siquiera la recuerdo, para ser honesta.

La de ella sí la recuerdo, por mala, malísima, y yo no entendía el porqué. Era un arroz frito acompañado de chicharrón, huevo y hasta aguacate. Lo miraba una y otra vez, muy confundida, porque visualmente parecía sabroso.

Cuidar del comensal es válido, oportuno y necesario dentro del marco legal. Ciertamente, hay alimentos que pueden provocar la muerte o agravar la salud humana. No obstante, eso no es nada que un buen y detallado menú no pueda prevenir.

Un menú con los platos correctamente señalizados , destacando los picantes, azucarados, mariscos, lácteos, keto, sin gluten y demás— resulta mejor que entregar preparaciones sin alma que pasarán sin pena ni gloria por las papilas gustativas de los visitantes.

Mis lugares favoritos de comida lo son por lo jugosos, sabrosos y deliciosos que fueron sus ingredientes, sin distinción de si su concepto gastronómico es saludable o no.

Es preferible descartar un plato o preguntarle al mesero por una alternativa, que irse a casa con la impresión de que nada de lo servido estuvo en su punto.

Hace poco ordené un jugo de chinola en un restaurante. Al traerlo, tenía el azúcar en el borde superior del vaso, no en el jugo. Para cuando me explicaron el porqué, ya había tomado un sorbo. No opté por pedir cambio (por aquella leyenda urbana de lo que le sucede a los platos cuando se devuelven). Bonito gesto, malísimo jugo. 

Apuesto mejor a menús más informativos y a hacerle las preguntas de lugar a los meseros.

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 Egresada de la Universidad Primada de América. Colosenses 3:23-24