Aquí nadie debe cansarse
Honestos a la fuerza, pero honestos
Difícilmente el ciudadano de a pie lleve cuenta de todos los procesos puestos en escena, pues son muchos y sobre todo complejos.
Ese mismo ciudadano de a pie sí considera que esas operaciones del Ministerio Público debieran aleccionar de cara al futuro.
Que los funcionarios de la nueva administración no se atreverán a poner manos a lo ajeno; que los dineros bajo recaudo no peligran.
Honestos a la fuerza, pero honestos al fin, y la actual gestión libre de ese pecado y sin tener que perseguir delito entre los suyos.
Sin embargo, el cielo no es tan azul ni verdad tanta belleza, al decir de los hermanos poetas, y con la franqueza del refranero, admitir que donde quiera se cuecen habas.
A la primera compra o venta salta un maco, y debe distraerse tiempo y aplicar el rasero al uso, de manera que no haya discriminación ni privilegio.
El que la hizo entonces, y también ahora, deberá pagarlas. Y lo más importante: ni el Ministerio Público ni el Ejecutivo se cansarán.
Aunque el ánimo debiera ser otro, pues el propósito desde el principio fue dar el ejemplo.
Que ante tantos hocicos quemados, los perros serían de todo menos hueveros ¡Ah, perros! l