Las alcantarillas sin tapa: una trampa
Se puede caer en ellas o destruirse una goma
Dicen que caer por una alcantarilla es tan improbable como que te caiga un rayo. Pero aquí, con calles como las nuestras, el azar tiene más trabajo.
Lo vimos la pasada semana, cuando quedó grabado el momento en que una adolescente es succionada por una en San Cristóbal. ¡Un horror! Lo bueno es que vivió para contarlo.
¿Habría pasado si la alcantarilla tuviera su tapa? Difícilmente. Pero en este país, o se las roban, o no se las ponen, o las dejan mal colocadas.
Por culpa de una tapa mal puesta en la boca de una alcantarilla, al vehículo que manejaba una dama se le explotó una goma justo al doblar a la izquierda desde la avenida Winston Churchill hacia la calle Jacinto Ignacio Mañón.
La pisó con la delantera izquierda y se rajó. El estruendo fue el aviso. Mientras, por el retrovisor la conductora veía la tapa "bailando contenta". Tras calmar su enojo, se preguntó a cuántos más le habría pasado.
El episodio le costó casi 8,000 pesos a la infeliz, pues tuvo que comprar una goma nueva. Nadie espera tener tan mala suerte en una de las principales avenidas de la capital. Pero aquí, hasta las alcantarillas son trampas. Hay que mirar más hacia abajo.