De regreso... a ninguna parte
La vuelta forzada de los migrantes venezolanos
El régimen de Nicolás Maduro se apunta una victoria propagandística con el retorno de 252 venezolanos que pasaron cuatro meses en la megacárcel de Bukele. Los presenta como hijos pródigos, como si no hubieran huido del hambre y del colapso. Pero el verdadero telón de fondo es otro: Estados Unidos, al endurecer su política migratoria, negocia con el chavismo una devolución "ordenada" de los refugiados económicos. Bukele apenas funge de intermediario, un eslabón útil en la cadena.
La operación permite a Washington lavarse las manos, a El Salvador deshacerse de una población incómoda en sus prisiones y a Caracas simular que tiene todo bajo control. Se cierra así un ciclo: quienes huyeron del derrumbe institucional regresan al mismo país del que escaparon, esta vez con el estigma de la prisión y la puerta norteamericana cerrada.
Como bien apunta El País, hasta los enemigos se entienden cuando hay intereses en juego. Lo que une a Washington, San Salvador y Caracas no es la compasión, sino la conveniencia. Y en medio quedan los migrantes, devueltos no a su hogar, sino a su origen: el colapso. Lo que para los gobiernos es un acuerdo exitoso, para ellos es solo otro capítulo del exilio. Sin destino. Sin salvación.