Las vacaciones del presidente Abinader
Los mandatarios también son humanos
La costumbre dominicana, desde hace décadas, establece que los presidentes no necesitan descansar ni tomar tiempo para sí mismos.
Eso lo incrustó en la psiquis nacional Joaquín Balaguer, que en sus 12 años de democracia a medias no se tomó un día libre y en sus otros 10 años de "autoritarismo soft" tampoco lo hizo.
Así lo imitaron posteriormente Leonel Fernández y Danilo Medina, como si ser la cabeza del Gobierno fuera lo mismo que ser un robot.
Pero Luis Abinader, aunque no del todo abiertamente, se ha tomado sus vacaciones "semi" disfrazadas.
Eso hizo el año pasado cuando permaneció unos días junto a la familia en un pueblecito de Vermont, en los Estados Unidos.
También recientemente, cuando estuvo en Yellowstone, quizás no compartiendo con el oso Yogui ni con Bubu, pero sí alejándose un poco de las presiones del poder.
Todos necesitamos un descanso cada cierto tiempo, lo establece el Código Laboral. No es señal de debilidad que un "jefe" se tome unos días personales para descansar y recargar las pilas. Esto ayuda considerablemente a la salud mental, pero también a la física de cada uno de nosotros. Es bueno probarlo.