Aprender de la Madre Patria
Gobierno y oposición de españoles, más ocupados en hundirse que en gobernar
Desde hace meses, España vive un duelo político que raya en lo grotesco. Gobierno y oposición compiten no por ideas ni reformas, sino por ver quién tiene más corruptos en sus filas. El intercambio no gira en torno al bien común, sino a la miseria del "y tú más", donde cada escándalo se neutraliza con otro, como si la podredumbre ajena exculpara la propia.
El caso Koldo, las comisiones de las mascarillas, los contratos amañados, las mordidas municipales... todo es material de un circo en el que la ética ha sido sustituida por la estrategia, y la justicia, por la oportunidad. El Partido Popular exige dimisiones con voz engolada, mientras guarda silencio sobre sus propias sombras. El PSOE responde con datos de Gürtel, Kitchen y otras hierbas, pero evita mirar de frente su presente. Ambos parecen más ocupados en demoler al adversario que en limpiar su propia casa.
Desde este lado del Atlántico, la lección es clara: no hay democracia sana sin responsabilidad política, sin autocrítica, sin instituciones fuertes que investiguen caiga quien caiga. La corrupción no se combate con barro, sino con luz. Que España no sea nuestro espejo, sino advertencia. La justicia no puede ser rehén de la conveniencia partidaria.