La tragedia haitiana y la ceguera internacional
El infierno que no cesa, Haití grita ante la indiferencia internacional
Otra vez Haití, y otra vez el silencio. Esta vez, la tragedia lleva el rostro de un orfanato atacado por bandas armadas, y los cuerpos violados de niñas que, según reporta la BBC, vivieron un infierno del que nadie vino a rescatarlas. No es el primer crimen, pero duele como si lo fuera, porque confirma que la barbarie se ha vuelto rutina en un país que se desangra fuera del encuadre de la atención internacional.
La Misión Multinacional prometida avanza con la lentitud de lo burocrático y la indiferencia de lo lejano. Mientras tanto, bandas paramilitares controlan la capital, imponen toques de queda, saquean hospitales y ahora profanan orfanatos. El Estado haitiano no existe, y la comunidad internacional hace como si ese colapso institucional no la interpelara.
La historia no podrá decir que no sabíamos. Hay suficientes informes, imágenes, testimonios. Lo que no hay es voluntad política, ni liderazgo moral. Haití no pide compasión, sino acción. No necesita lágrimas, sino garantías mínimas de seguridad y dignidad.
El ataque al orfanato no es un episodio aislado. Es el reflejo de un país abandonado. En estos casos, el abandono es también una forma de violencia. Una que tiene cómplices.