La falta de rechazo a la discriminación
Sorprende el manejo de muchos en el país
A pesar de que somos un país de razas mezcladas, de credos distintos y de todo tipo de peculiaridades, llama la atención que haya tantas personas propensas a promover y hasta a celebrar la discriminación.
Es usual en los centros nocturnos y los cuentos son más que históricos, no hay que recordarlo.
Pero cuando se conocía el Código Penal, muchos legisladores peleaban con uñas y dientes que se permitiera incluir artículos que claramente discriminaban por color de piel, por origen, por creencia y hasta por orientación sexual.
Hubo otros que solicitaban que se tolerara rechazar asistencia médica para ciertos individuos (haitianos) para evitar que vengan al país.
Pero la intolerancia no se queda ahí. La recién aprobada Ley de Alquileres establece que los contratos de renta no pueden contener cláusulas discriminatorias.
Sin embargo, ya se oyen voces defendiendo el supuesto derecho a alquilar solo "a quien uno quiera", como si obedecer la ley fuera opcional.
La discriminación siempre parece buena... hasta que se sufre. Y lo que de verdad inquieta no es solo que exista, sino que a veces se aplauda en silencio.