Corrientazo en la médula nacional
Abinader pide disculpas, pero la gente exige soluciones
La realidad es que la debilidad del sistema eléctrico dominicano quedó una vez más al desnudo. Un fallo en Punta Catalina, seguido por la salida de Los Mina II y Siba, fue suficiente para dejar al país con un déficit del 15 % en la demanda, recordándonos que vivimos con una frágil seguridad energética. Los apagones oscurecen hogares, y también paralizan comercios, encarecen la producción y golpean la confianza ciudadana en la capacidad del Estado para sostener un servicio vital.
El presidente Abinader, en su visita a la central, asumió con franqueza la preocupación por la gente y pidió excusas a la población. No es un gesto menor. Sin embargo, los dominicanos esperan, aparte de las disculpas, garantías de que la pesadilla de los apagones cederá terreno ante una planificación responsable, sostenida en inversiones y mantenimiento oportuno.
El anuncio de que en los próximos seis meses entrarán al sistema 600 megavatios adicionales suena alentador. Queremos pensar que ese será el inicio de una etapa de mayor seguridad y menos sobresaltos. Porque no se trata solo de sumar megas, sino de blindar un sistema que durante décadas ha sido rehén de improvisaciones, intereses y negligencias. La gente no pide milagros: pide luz.